Según un estudio del INTA Castelar, presentan propiedades físicas y químicas favorables para la producción en maceta. Una alternativa sustentable de gran disponibilidad y bajo costo.

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“Nada se pierde, todo se transforma”, reza la célebre frase del químico francés Antoine de Lavoissier convertida en ley universal. Bajo este concepto, técnicos del Instituto de Floricultura del INTA Castelar analizaron las propiedades químicas y físicas de las cenizas volcánicas –expulsadas por el complejo volcánico Puyehue-Cordón Caulle en 2011– como sustrato para la producción de plantas en maceta.

De acuerdo con Lorena Barbaro, técnica del Instituto de Floricultura del INTA Castelar, “las cenizas volcánicas son un material con propiedades químicas y físicas favorables y aptas para su uso como sustrato en la producción de plantas en maceta” aunque advirtió que se debe definir su porcentaje en la formulación del sustrato de acuerdo al sistema de cultivo.

Debido al enorme volumen de ceniza disponible en la zona, se trata de una alternativa ecológica y de bajo costo que, a su vez, permitiría disminuir las tefras o material volcánico acumulado en la región.

En este sentido, la investigadora ponderó la alternativa por tratarse de un material con baja conductividad eléctrica y concentración de calcio, magnesio, potasio y sodio lo que permite manejar las concentraciones de nutrientes minerales según los requerimientos del cultivo mediante la fertilización.

En cuanto a las propiedades físicas, las cenizas volcánicas de mayor tamaño de partículas son menos densas y con mayor porosidad de aireación, mientras que las más pequeñas presentan propiedades inversas. Esta propiedades se deben a como fueron originadas estas cenizas.

Por esta razón, Barbaro recomendó complementar los sustratos que se formulen con cenizas volcánicas con otros materiales que mejoren la relación de poros con aire y agua o en caso de utilizarlas en forma pura se debería realizar una mezcla de diferentes tamaños de partículas.

Entre los más aptos para la producción de plantas de coral destacó aquellos formulados con 20% de ceniza fina y 50% de ceniza mezcla. De igual modo, los sustratos formulados con 20 o 50% de ceniza volcánica (fina, gruesa o una mezcla de ambas) y turba Sphagnum se logró obtener plantas de coral de igual calidad que las desarrolladas en un sustrato comercial.

A fin de seleccionar el formulado más apropiado, se debe tener en cuenta una buena distribución del tamaño de partículas para mantener una capacidad de retención de agua fácilmente disponible y suministro de aire adecuado, baja densidad aparente, elevada porosidad, estructura estable, baja salinidad, pH ligeramente ácido y mínima velocidad de descomposición.

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Lo que dejó la erupción

En junio de 2011, la erupción del complejo volcánico Puyehue – Cordón Caulle expulsó a la atmósfera grandes cantidades de materiales piroclásticos que cubrieron casi 6 mil hectáreas del suelo de Río Negro y Neuquén, cuyo 45% presentó un espesor de entre 0,2 y 1,5 centímetros y el 55% con un espesor mayor a 1,5 cm.

Estos materiales reciben diferentes nombres según su tamaño y grado de consolidación. Son “bloques” cuando son mayores a los 32 milímetros (mm), “lapillo” cuando miden entre 2 y 32 mm, “triza” entre los 0,063 y 2 mm, y “pulvícula” los menores a los 0,063 mm. Al depósito no consolidado se lo llama “tefra” mientras que la roca piroclástica consolidada se conoce como “piroclastita”.

En las proximidades del volcán Puyehue – Cordón Caulle se formaron tefras con lapillo o ceniza gruesa y, en las zonas más alejadas, se formaron trefas con pulvículas o ceniza fina con una composición química similar a otros eventos volcánicos del mismo complejo.