La caída que sufrieron los precios de los granos en el último año ha deteriorado el poder de compra de los mismos, siendo el maíz y el sorgo los más perjudicados, con pérdidas promedios del 39% y 34% respectivamente, señala un informe de la Bolsa de Cereales de Córdoba.

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El trigo resultó ser el cultivo menos perjudicado con una pérdida del 7%, ya que su precio fue el que experimentó la menor variación interanual. Sin embargo, observando un período más extenso, la situación actual es más favorable respecto a los meses previos a diciembre de 2015 cuando todavía regían los derechos y los cupos a la exportación.

Durante el último año, los precios de los granos en el mercado disponible en Rosario han retrocedido, principalmente, por un escenario mundial de abundante oferta. De esta manera, comparando con junio de 2016, la soja perdió USD 50 por tonelada; el maíz USD 61; el trigo USD 15, y el sorgo USD 45.

Es importante destacar que si hubieran continuado las restricciones a la comercialización que rigieron hasta fines de 2015, los precios de los granos serían sensiblemente más bajos. Para dimensionar esta situación, puede analizarse el diferencial de precios entre el mercado local y el mercado de Chicago. Mientras que en 2015 un productor argentino de trigo recibió en promedio el 70% del precio de Chicago, luego de los cambios en la política agropecuaria el diferencial es prácticamente cero.

En el caso del maíz ocurrió algo similar, y actualmente se paga más por el maíz en Argentina que en Estados Unidos. Por el contrario, el diferencial de precios de la soja no experimentó demasiados cambios en los últimos años, pagándose en promedio un 30% menos que en el mercado de referencia del norte, diferencial que se corresponde con los derechos de exportación que aún pesan sobre la oleaginosa. En este contexto, el poder de compra de los principales commodities agrícolas ha caído, evidenciándose en la cantidad necesaria de producción para adquirir una determinada cantidad de insumos.

Por lo tanto, al finalizar la cosecha de soja y encontrarse en plena marcha la de maíz, es de suma importancia observar la relación insumo-producto para analizar la conveniencia de calzar una parte de la producción a través de la compra de insumos para fijar los costos de producción de la nueva campaña

El maíz fue el más perjudicado, con un deterioro en el poder de compra promedio del 39%. Para comprar urea o una bolsa de semilla en junio de 2017 se necesita un 48% y 42% más de grano que el año anterior.

Respecto a transportar una tonelada por 300 kilómetros, la variación interanual indica que se necesita un 56% más de grano. La soja y el sorgo, sufrieron un deterioro en su poder adquisitivo del 18% y el 34% respectivamente.

Los aumentos en la relación insumo producto obedecen a que la caída en los precios de los granos fue superior a la disminución en los precios en dólares de algunos insumos como el gasoil, los fertilizantes fosforados y el glifosato. En el caso de la urea y el flete, se combinó el factor precio de los granos con el mayor valor de los insumos.

El trigo fue el menos perjudicado, con un deterioro del 7% en el poder de compra, debido a que su precio fue el que registró la menor variación negativa respecto a junio de 2016, que fue del 8,3%. Si bien aumentaron las cantidades necesarias de cereal para adquirir fertilizantes o semilla, fueron parcialmente contrarrestadas por otros insumos como el glifosato y el gasoil.

Más allá de la pérdida en el poder adquisitivo de los granos comparando junio de 2017 con igual mes del año anterior, la situación del productor es sensiblemente más favorable que en el período previo a la eliminación de los derechos y los cupos de exportación. El aumento de la relación insumo-producto obedece, principalmente, al contexto internacional actual de precios deprimidos como consecuencia de las producciones récord y una demanda que no alcanza a presionar para que aumenten de manera significativa.