En una visita a la Argentina, dirigentes de productores de la Federated Farmers of New Zealand intercambiaron experiencias con integrantes de la Mesa Ejecutiva de Confederaciones Rurales Argentinas.

En el encuentro estuvieron los  neozelandeses  Richard Wakelin y William Rolleston, y por CRA el vicepresidente 2º Juan Goya; el vicepresidente 1º Martín Rapetti, y el secretario Raúl Foncueva, entre otros.

cra

La Federación de agricultores de Nueva Zelanda cuenta con una red de 24 provincias y ofrece una organización que trabaja por la defensa de la producción agrícola, tanto a nivel nacional como dentro de cada provincia. En la actualidad cuenta con más de 26.000 miembros.

Nueva Zelanda tiene como objetivo comercial China, y ve a Europa en declinación. En el 2008 fue el primer país en firmar un tratado de libre comercio con China, siendo su principal producto de exportación los lácteos.

“Si bien es un riesgo tener un solo mercado, ellos lo saben y lo asumen. En el 2010 comercializaron por 10 billones de dólares, ocupando la explotación forestal el 70% de dicha producción”, aclaró el secretario de CRA. Y agregó que “en su país se han instalado 12.500 tambos, con una inversión de 3 millones de dólares cada uno, con lo cual marca las políticas de Estado existentes. Un tambo promedio posee 400 vacas”.

Características de producción

En Nueva Zelanda el valor de la hectárea es de 45.000 dólares en una zona irrigada y de 15.000 dólares en una seca. El ganado ovino se queda sin campo, debido a la producción lechera y a la producción forestal.

Foncueva detalló que “sus ingresos como país productor son muy elevados y provienen en gran parte del campo. Se cuida la sanidad animal, ya que un brote de aftosa sería letal para el país”.

Respecto a la financiación institucional, las entidades -la de ellos similar a CRA- se mantienen con ingresos de los productores, el cual es voluntario y de 500 dólares, y a la misma pertenecen en forma real el 60% de los mismos.

Las cargas impositivas son del 35%, y tienen un IVA del 17%, destacándose que tanto las empresas como los individuos tienen la misma carga tributaria.