En los primeros nueve meses de 2014 se vendieron en el mercado argentino 1049 sembradoras, una cifra 29% inferior a la del mismo período de 2009 (cuando una sequía brutal generó quebrantos generalizados en el sector agrícola).       En 2012 y 2013 las ventas de sembradoras fueron malas; pero en lo que va del presente año son aún peores.

Sembradora-Apache

La venta de sembradoras es uno de los mejores indicadores para evaluar la evolución de la capacidad de pago de las empresas agrícolas porque se trata de un bien que, por sus características, no es útil como reserva de valor (y por ende no es viable como cobertura cambiaria).

Las únicas ventas que crecieron fueron las de tractores “nacionales” (en su mayor parte integrados por piezas importadas ensambladas en territorio argentino) con 2670 unidades en enero-septiembre de este año versus 2534 en el mismo período de 2013, según datos difundidos por el Indec.

Buena parte de la demanda de tractores “nacionales” sigue sostenida por créditos de entidades oficiales que permiten acceder a un bien cuasi-dolarizado pagando tasas de interés reales negativas.

El Banco Nación disponía hasta hace un tiempo de préstamos que permitían financiar hasta el 100% del equipo con una tasa nominal anual (TNA) del 17,5% en un plazo de tres años (dinero regalado si se tiene en cuenta que la inflación del último año, según el IPC San Luis, fue del 46,3%).

En el ciclo 2008/09 la producción argentina de soja y maíz, producto de una sequía histórica, fue de apenas 30,9 y 13,1 millones de toneladas respectivamente, según datos oficiales (Minagri). En la última campaña 2013/14 ambas cosechas fueron de 53,3 y 25,2 millones.

Moraleja: al elevada presión impositiva (fundamentalmente por derechos de exportación) combinada con una elevada inflación de costos está provocando, al menos en lo que respecta a ventas de sembradoras, un daño superior al de la última mega-sequía.

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