Soja

La agricultura argentina no para de recibir malas noticias. Ayer fue el USDA (Departamento de Agricultura de los Estados Unidos) que confirmó una cosecha récord en ese país y provocó un nuevo derrape de las cotizaciones. Respecto de 2013, la soja vale ya 15% menos.

Aunque no parece mucho, ese porcentaje es suficiente para poner en jaque la rentabilidad de una gran parte de los productores, porque han subido muchos costos y porque el Estado no parece dispuesto a resignar ni un dólar de todos los que recauda por retenciones.

En su última edición, la publicación especializada Márgenes Agropecuarios expone números que muestran el ajustado panorama que enfrentan los chacareros a pocos días de comenzar la siembra de granos gruesos. La publicación afirma, por ejemplo, que el costo de producir 1 tonelada de soja (en un planteo intensivo para lograr 4 toneladas por hectárea) puede llegar a 266 dólares, cuando el precio FAS esperado para mayo de 2015 es de 255 dólares.

Es decir, en este esquema teórico (que incluye el costo de oportunidad) el productor perdería 11 dólares por hectárea.
Pero frente suyo, y sin correr ningún riesgo, el Fisco se quedaría con 144 dólares de retenciones.

Los casos son miles y muy distintos. Pero Santiago del Solar, un productor de los Grupos CREA, asegura que este año será muy difícil cubrir los costos de soja si no se cosechan por lo menos 20 o 22 quintales por hectárea. El rendimiento nacional es de 27 quintales, un pormedio entre campos de 45 quintales con otros que solo llegan a 12. Así, se espera que haya márgenes razonables en zonas muy productivas y cercanas a los puertos, donde el costo de los fletes no pesa tanto.

“Se va achicando el área agrícola rentable, y eso pega en muchas zonas donde los rendimientos son bajos”, señaló Del Solar, que espera una contracción de la inversión del sector en las provincias de NOA, el NEA y el sur bonaerense.
Varios factores se combinaron para estrangular la rentabilidad que tenía un sector que fue emblemático en épocas de bonanza. La caída de precios (ayer la soja cerró a 390 dólares en Chicago) es la principal. Por imperio de las retenciones del 35%, ese valor equivale aquí a 255 dólares para el productor. En 2013, como promedio, la soja cotizó a 330 dólares, unos 80 dólares por arriba de los niveles actuales. En oposición subieron algunos costos medidos en dólares, como el gasoil (5%), los fletes (6%) y algunos herbicidas (6%).

Con el Estado emperrado en no bajar las retenciones (se llevan 7 de cada 22 quintales), el único costo que los chacareros están logrando achicar este año es el de los arrendamientos, aunque parcialmente pues muchos contratos se firmaron antes del bajón de los precios agrícolas. Se calcula que 60% de la superficie sembrada es alquilada.
Este costo -que oscila entre 8 y 18 quintales por hectárea, según la calidad del campo-, se ha vuelto determinante para tener pérdidas o ganancias en soja.

“La agricultura sin rentabilidad no existe. Lo lógico es que todo esto termine reduciendo la inversión y la recaudación, y en el largo plazo nos perjudicamos todos, inclusive el gobierno.
Es un pierde-pierde”, se lamentó Del Solar.

Si la soja ingresó en terapia intermedia, el trigo y el maíz están en terapia intensiva. En el primer caso, los precios se redujeron 50% respecto de 2013, y en el segundo un 31%. Esto explica por qué la Bolsa de Cereales de Buenos Aires calculó ayer que la siembra de maíz -recién iniciada- cubrirá solo 3 millones de hectáreas, 600.000 menos que en la campaña 2013/14.

“Las variables que afectan el área a cubrir con este importante cereal de verano son netamente económicas”, explicó sin rodeos la Bolsa. Días atrás la Mesa de Enlace y otras entidades de la cadena advirtieron que93% de los productores iban a perder plata si sembraban maíz. Y reclamaron una rebaja de las retenciones. Pero en el Gobierno no los escucha nadie.

Matías Longoni/Clarin