Los menores márgenes económicos que la agricultura les está dejando a los productores hacen que las decisiones de siembra sean más complicadas de tomar este año. Por eso, las compras de insumos están demoradas, a lo que hay que sumar también la incertidumbre de cara a la llegada de un nuevo gobierno sobre el que poco se conoce en cuanto a las política que tomará hacia el sector, según publicó El Cronista.

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Por eso, los productores afinan el lápiz y saben que va a ser una campaña complicada. De entrada, según un informe privado, los agricultores deberán financiar casi la mitad de sus gastos para sembrar soja y maíz.

Un trabajo del ex dirigente rural y hoy candidato a diputado para el Parlasur por el PRO, Néstor Roulet, asegura que de los más de u$s 10.000 millones que costará la siembra de granos gruesos este año, las ventas de la campaña cerrada sólo alcanzan los u$s 5.892 millones, sumando soja y trigo. De ahí que el financiamiento requerido por los productores será de no menos de u$s 4.768 millones.

Según Roulet, los gastos de siembra y protección para 21 millones de hectáreas de soja alcanzan los u$s 7035 millones, mientras que producir 3,6 millones de hectáreas de maíz costará u$s 1731 millones. A esto hay que sumar alquileres que agregan u$s 1623 millones.

En cuanto a los ingresos que tendrán disponibles los productores, Roulet sólo cuenta las ventas de soja y maíz remanentes (sin vender o sin fijar precio) al 30 de agosto. El cálculo contiene el supuesto de que lo vendido hasta ahora se utilizó para pagar el financiamiento de la siembra anterior. Roulet basa esta decisión en que, afirma, hay productores que adeudan parte de sus gastos de la campaña pasada, al tiempo que la venta de insumos para la que viene está fuertemente demorada. Las 21,5 millones de toneladas de soja que resta vender aportarían u$s 4805 millones, mientras que las 10,6 millones de toneladas de maíz remanente agregarían u$s 1086 millones, sumando u$s 5891 millones y dejando un faltante de u$s 4768 millones para la nueva inversión.

El financiamiento de insumos, tanto con la propia empresa vendedora o tarjetas de crédito son herramientas muy usadas. Pero pese a tener disponibles esas opciones, inclusive con acuerdos más favorables que en años anteriores, los empresarios del campo demoran su decisión de producción todo lo que puede. Es que, pese a que vienen de una cosecha récord, el nuevo escenario de las commodities y la incertidumbre local los obligan a esperar y ver.

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