La exportación de fierros para el agro afronta un contexto turbulento, derivado de la invasión rusa a Ucrania. La situación afecta a los negocios argentinos y sus efectos se prolongarán por el resto de 2022 y buena parte del próximo año.

Los principales puntos del actual escenario fueron analizados en el marco de la Asamblea General Anual de FederUnacoma, la entidad que agrupa a los fabricantes italianos.

Las conclusiones extraídas en el encuentro, constituyen un interesante ángulo de visión a fin de establecer qué pasará en los próximos meses.
Desaceleración

La crisis económica provocada por la guerra en Ucrania también jaquea al sector de la maquinaria agrícola y amenaza con frenar un mercado en expansión.

Las ventas mundiales de tractores alcanzaron un total de 2.485.000 unidades en 2021, un 13,2% más que el año anterior.

Hubo índices especialmente positivos para mercados como India (+28% con más de un millón de unidades registradas), Estados Unidos (+ 10,5% con 317.000 unidades) y UE (+16% con 215.000 unidades).

Impulsado por una buena demanda potencial, se esperaba que el comercio mundial de maquinaria agrícola creciera un 7,1% (en valor) entre 2022 a 2025.

La guerra en Ucrania cambió drásticamente el panorama, lo que provocó cambios en la economía agrícola, en la geografía de la producción, y en la cadena de suministro para la industria a partir de la energía.

Transformación

Los datos de la FAO difundidos en junio último, ya indican una caída de la producción a nivel global para el año en curso, determinada precisamente por la reducción de commodities de Ucrania y Rusia.

Esos dos países, por sí solos, cubren alrededor del 30% de las exportaciones mundiales tanto de trigo como de cebada.

La reducción de commodities de estos países dará como resultado una nueva geografía de la producción de cereales y oleaginosas, probablemente asignando un mayor protagonismo a países como Brasil, Australia e India.

Esto significa nuevas rutas comerciales y nueva logística en el escenario global.

Es probable que la nueva geografía de la agricultura lleve a las empresas agromecánicas europeas y de otros continentes, a buscar nuevos mercados de destino para su producción.