La siembra del cereal llega al final con un área de casi 3,4 millones de hectáreas para el ciclo 2015/2016, lo que implica una caída del 28% respecto del ciclo anterior. Los malos resultados económicos proyectados y la incertidumbre comercial en esta campaña fueron los factores de mayor peso a la hora de decidir la siembra de trigo, pese a sus notables ventajas agronómicas de funcionar como un cultivo de cobertura que facilita el control de malezas.

trigo

Las provincias del NOA y del NEA, Entre Ríos y Santa Fe lideran los mayores niveles de caída de superficie: del 35% al 65% respecto del año pasado. En Entre Ríos los problemas de falta de humedad acentuaron los severos problemas económicos. La reducción en NOA y NEA es cercana al 50%. Si bien hubo problemas de excesos y también falta de agua en las camas de siembra en Santa Fe, la mayor limitante en la siembra fue el margen negativo proyectado para el cultivo.

El sudeste de Buenos Aires, de gran aporte al volumen de producción nacional, había tenido una recuperación de superficie importante el año pasado, sembrándose unas 700 mil ha. Las condiciones de implantación han sido excelentes en este año, por las lluvias recibidas en julio. Pero los problemas comerciales y los resultados económicos en los cultivos de veranos y el ciclo anterior del trigo, limitaron la superficie, como así también tecnología de implantación.

Habrá que ver cómo impactan las lluvias acontecidas en los últimos 13 días, lluvias que superaron un acumulado de 150 mm sobre los cuadros trigueros del este de la provincia de Buenos Aires, y que complicaron también el sur de Santa Fe y parte de Entre Ríos. En suma, sería un área cercana a 500 mil ha de trigo. Si las lluvias dan una tregua de 15 días, las pérdidas de superficie podrán quedar limitadas a los lotes de zonas bajas. Pero la pérdida de nutrientes limitará el potencial de rinde. Se alza sobre la campaña el principio de un escenario sumamente propicio para el desarrollo de enfermedades.