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Pese a que el mercado cambiario recuperó estabilidad y que los precios internacionales de los granos son los más altos desde hace varios meses, los productores argentinos se muestran extremadamente conservadores a la hora de desprenderse de su cosecha: han vendido un 42,5% menos que a la misma altura del año pasado, según informa el Diario Clarín.

Los datos son oficiales, del Ministerio de Agricultura, y fueron recogidos ayer por un informe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. Indican que al 26 de marzo el sector primario había vendido a exportadores e industriales (aceiteras, malterías y molinos) 20,9 millones de toneladas de soja, maíz, trigo, girasol, cebada cervecera y sorgo. Ese volumen representa apenas una quinta parte de la cosecha esperada esta temporada 2013/14, que se estima en 104 millones. El retraso en las operaciones es significativo, pues en el primer trimestre de 2013 ya se llevaban vendidas 36,6 millones de toneladas.

El dato es importante por varios motivos. El principal es porque este lento nivel de ventas refleja la desconfianza de los productores sobre el vigor de la economía y la salud del tipo de cambio. Los granos representan para el productor una reserva en dólares. Pese a la fuerte devaluación de enero pasado, los chacareros prefieren esperar y solo venden lo necesario para cubrir sus costos inmediatos.

Según publicó Clarín, la actitud cautelosa de los productores estaba cantada desde ha ce meses e incluso fue duramente criticada por los funcionarios kirchneristas, que acusaron al agro de especular. Es que el ritmo de ventas del sector define una cuestión crucial para el Gobierno: el ritmo en el que las cerealeras liquidan sus divisas ante el Banco Central.

Este indicador, sin embargo, se ha desacoplado y no ref leja el re- hatraso del ingreso de la cosecha al circuito comercial. Al 18 de abril, los exportadores habían liquidado 6.448 millones de “agro-dólares”, unos 600 millones más que a igual fecha de 2013. Fue clave el acuerdo que alcanzó el sector en febrero con Economía para adelantar el ingreso de 2.000 millones.

El mayor retraso en las ventas del sector no se registra en la soja –como se especulaba– sino en el maíz y el trigo. En el primer caso, la explicación pasa porque las copiosas lluvias están retrasando la cosecha del forrajero. En el segundo, porque es el propio Gobierno el que traba los embarques del saldo exportable, y por lo tanto nadie se apura a comprar el cereal.