* Freno en la cadena de pagos, menores ventas de insumos y necesidad de renegociar alquileres son algunas de sus consecuencias visibles.

Por más que las lluvias hayan llegado esta semana a varias de las zonas más afectadas por la anemia de agua, la sequía ya dejó una huella profunda: con rindes en baja o nulos en no pocos casos, los productores tendrán menos ingresos para pagar sus cuentas, planificar la próxima campaña, invertir en tecnología y apostar a estrategias de crecimiento.

Empresas de insumos, de maquinaria agrícola, consultores y especialistas del mercado de alquileres de campos tomaron nota de este escenario y, de hecho, ya ven atrasos en los pagos de deudas, desaceleración en la venta de insumos, refinanciaciones para los productores más complicados y renegociación de arrendamiento. El impacto económico se viene encima y lo agrava otro factor: con dificultades para vender el trigo cosechado, frente a la sequía esos productores no pueden contar con dinero fresco del cereal para cancelar las deudas y gastos de una campaña de granos gruesos que ya exhibe fuertes pérdidas de rindes en maíz y soja.

«Pensemos que quien recibió de lleno el impacto de la seca en la zona pampeana el próximo ingreso importante lo va a tener en enero de 2013 cuando coseche trigo, siempre que se normalice el mercado», expresó Pablo Torello, miembro del CREA Bragado.

En este contexto, Horacio Busanello, CEO de Grupo Los Grobo, pronostica un «triple impacto negativo» para el mercado de insumos agropecuarios.

«Las ventas de fungicidas sufrirán una reducción dramática en el primer trimestre, ya que las aplicaciones se tornan innecesarias. Por otra parte, el productor será mucho más cauteloso a la hora de seguir invirtiendo en otros agroquímicos y fertilizantes, por la incertidumbre sobre la evolución futura de los cultivos. Finalmente, la venta anticipada de insumos en marzo y mayo se reducirá de manera sustancial por la falta de caja por menores cosechas y la búsqueda de paquetes tecnológicos más económicos», argumentó el ejecutivo de la empresa.

Busanello aportó otro dato: la cadena de pagos del productor ya muestra un aumento de los saldos vencidos con los proveedores. En la actualidad, se estima que los atrasos en los pagos va del 30% al 50% frente a la campaña anterior, en el mercado en general.

Esto se convalida con otro dato: según un relevamiento privado realizado entre distribuidores de insumos que operan en la provincia de Buenos Aires, al que accedió La Nacion, en varias de las zonas afectadas por la sequía se observan dificultades en los pagos, «cobros lentos y dificultosos» y «un principio de cheques devueltos», entre otras complicaciones.

Fernando Bertello (La Nación)