Mediante un comunicado, CRA señala su preocupación por la situación de productores del Valle de Uco, en Mendoza, por los altos costos de producción y por los bajos precios que reciben por kilo de ajo. «No hay una estructura económica sustentable para el productor de las economías regionales», dijo Mario Leiva dirigente mendocino de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA)
La rentabilidad del ajo en el mercado no es sustentable para los productores de Mendoza, principalmente los del Valle de Uco, donde se desarrolla la mayor producción. «En la oferta se tiene un precio vil a 20 centavos el kilo, cuando los productores deberíamos recibir 2 o 3 pesos. Los rendimientos en Mendoza son muy buenos y a ese precio ni siquiera se llega a la mitad del costo», explicó Leiva.

El consumo de ajo en el país es mínimo ya que el 90% de lo cosechado en las provincias de San Juan, Mendoza y parte de Córdoba se exporta. Por su parte, Brasil es el mayor consumidor de ajo del mundo, y en ese mercado los productores argentinos compiten con China.

«En la actualidad el ajo no tiene las licencias automáticas para venderse a Brasil, un exportador de ajo tiene que pedir autorizaciones que tardan 60 días y eso le saca competencia frente a otros países que quieren ingresar al mercado brasilero», señaló Mario Leiva.

El ajo del Valle de Uco se posicionó como favorito a nivel internacional en los últimos años, con importantes entradas también en el mercado europeo. En la temporada pasada el precio osciló entre $1,80 y $2 el kilo, en cambio este año a la par de los bajos precios, los costos de producción aumentaron y por consiguiente bajó la rentabilidad. Por ejemplo la mano de obra creció a razón del 30%, mientras que el precio de algunos agroquímicos subió hasta el 100% con respecto al año pasado. Hoy producir una hectárea de ajo demanda según estimaciones una inversión cercana a los $35.000.

Otro tema importante es la mano de obra, en este punto los productores reclaman un régimen laboral para el ajo que sea específicamente de economía regional, más dinámico y con aportes directos. «Las economías regionales tienen que tener un régimen laboral muy distinto. Sin dudas es todo un movimiento complejo que lleguen trabajadores temporarios que trabajan 6 meses y que en cantidad representen más del triple de la población local como sucede en el Valle de Uco. Eso lo venimos reclamando desde Confederaciones Rurales Argentina desde hace tiempo».

«El productor no es formador de precios, el problema de Mendoza es que el ajo es el primer dinero que obtienen los productores para seguir adelante porque es la siembra más segura y se trabaja en invierno», aseguró Leiva. Al mismo tiempo sostuvo que «no hay una estructura económica sustentable para el productor de las economías regionales. Éste problema se soluciona con subsidios, sacando impuestos extorsivos como son las retenciones de las caja de ajo (representa cerca del 22 % del costo) y abaratando el transporte de la cosecha».