Con el nuevo valor disponible de la oleaginosa se necesita entre el 28% y 30% menos de volumen para adquirir un equipo.
Más allá de las distorsiones que puede provocar en una economía un desdoblamiento cambiario para un producto determinado, el poder de compra que genera la venta de ese bien estimula su transacción.
Eso es lo que sucede desde el lunes 4 de septiembre con la soja, a partir de la implementación durante todo el mes de un tipo de cambio diferencial equivalente a $ 200 por cada dólar.
La venta de más de seis millones de toneladas de la oleaginosa en los primeros 14 días de septiembre demostró que el productor estaba decidido a aprovechar una oportunidad de negocios con el grano que tenía almacenado.
Ahora bien, ¿qué puede hacer el productor con los pesos producto de esa operación?
Las opciones pueden ser el depósito de los pesos en un plazo fijo a dólar linked, que genera un interés al ritmo de la actualización del tipo de cambio oficial, o garantizarse de manera anticipada la compra de insumos para las producciones futuras.
Este último rubro incluye la inversión en maquinaria agrícola.
Es que cuando se hacen los cálculos, la relación insumo producto favorece la concreción de este tipo de operaciones.
En el mercado ya hay empresas que están promocionado la herramienta como un muy buen negocio para adquirir bienes de capital.
Por ejemplo, la empresa Fertec promociona en sus redes sociales la compra de su fertilizadora autopropulsada F824 Serie 6. El equipo que antes costaba el equivalente a 921 toneladas de soja, lo que representaba 31 camiones, ahora vale 665 toneladas de soja contenidos en 22 camiones. Es decir, la diferencia con el nuevo precio de pizarra para la oleaginosa representa un ahorro de nueve camiones. Representa 28% menos en cantidad de granos.
Desde las industrias observan que el diferencial cambiario que tiene la soja podría estimular, aunque sea de manera temporaria, la demanda de equipos, que en los últimos días ha mostrado cierto amesetamiento en algunos rubros.
Más si se tiene en cuenta el alza que ha tenido en los últimos tiempos la tasa de interés para el financiamiento bancario; y en especial, para aquellos productores que aún conservan más del 5% del stock de soja almacenado, que deberían pagar para tomar dinero prestado un costo del 120%.
Habrá que esperar cuando termine septiembre para dimensionar el derrame generado por el tipo de cambio “a medida” de la soja.
Por el momento, el único que parece que va a cumplir con el objetivo que se había trazado es el Gobierno, que va a lograr reunir los U$S 5.000 millones que tenía previsto conseguir cuando puso en marcha la medida.
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