El ingreso de granos al Gran Rosario en los primeros 9 meses del año exhibió una caída interanual de 92.000 unidades, o un 10%, condicionado por la caída en la producción y la bajante más severa del Río Paraná en los últimos 50 años. La merma más significativa se dio en granos gruesos, soja y maíz.

Las terminales portuarias del Gran Rosario constituyen el principal nodo agroindustrial exportador del mundo, superando en volumen a Nueva Orleans en EE.UU., y al volumen combinado de Paranaguá y Santos, en Brasil. Es por ello que el seguimiento de descarga de granos en las plantas ubicadas entre Timbúes y Arroyo Seco constituye una de las variables más eficaces para medir la fluidez comercial del sector.

Tal como se observa en el siguiente cuadro, el ingreso de camiones para la descarga de granos en el Gran Rosario en los que va del año, si bien es un 10% menor al registro en igual período del año anterior, constituye el tercer volumen más alto de la historia. En los primeros 9 meses de 2020 ingresaron 92.000 camiones menos que en 2019. Vale recordar que la producción total de granos en el 2019 fue casi 7 millones de toneladas más alta que la cosechada este año (142,2Mt vs 135,3 Mt), contribuyendo a explicar este desempeño, al tiempo que, tal como se analiza en detalle en el siguiente apartado, la severa bajante del Río Paraná apuntaló los despachos desde los nodos del sur bonaerense, en detrimento de los embarques del Up River.

En el análisis mensual, enero y febrero abrieron el año con ingresos de camiones mayores a 2019, pero en marzo los ingresos se resintieron un 8% debido principalmente a las dificultades que hubo para el tráfico de bienes por las rutas del país apenas comenzaron a diseminarse las infecciones por COVID-19. Muchas comunas cerraron el tráfico por temor a los contagios y, sin protocolos definidos, reinaba la incertidumbre. Aun así, en el primer trimestre de 2020 el ingreso de camiones a puertos/plantas se ubicó un 10% por encima de igual período en 2019 como así también del promedio de los últimos 5 años.

Una vez implementados los protocolos necesarios para preservar la salud de las personas involucradas y por ser considerada la agroindustria una actividad esencial, las entregas de granos volvieron a la normalidad y el ingreso de camiones se recuperó notablemente en abril (+14% vs. 2019).

El acumulado de mayo fue inferior al ingreso del año pasado, pero se mantuvo todavía por encima del promedio de los últimos cinco años. El cambio de patrón más radical se observa a partir de junio, que registró una caída interanual del 11% y se ubicó por debajo del promedio. En julio la diferencia negativa respecto de igual mes del año anterior se acentuó (-33% vs. 2019) como así también en la comparación con el promedio de los últimos 5 años (-10%). Más aún, los registros de agosto y septiembre agudizaron la caída interanual y se alejaron cada vez más del promedio tal como puede observarse en el siguiente gráfico. En agosto ingresaron 38 mil camiones menos que en 2019, representando una caída del 35% respecto del año anterior y del 22% respecto del promedio. En septiembre ingresaron 31 mil camiones menos que en 2019, evidenciando una merma del 36% respecto del año pasado y del 25% respecto del promedio.

Finalmente, analizando los totales parciales de cada cultivo, la mayor diferencia tiene lugar en el segmento de la soja, con un ingreso a planta 16% inferior al acumulado de los primeros 9 meses de 2019. El maíz, por su parte, acumula una caída interanual del 8% en el mismo período. El trigo, en cambio, exhibe una mejora 20% en relación al 2019.

En lo que va de 2020 los embarques de los principales productos de exportación agroindustrial aumentaron 7,2% interanual

Dada la fuerte bajante del Río Paraná, el crecimiento de los despachos fue mayor en los puertos marítimos del sur de Buenos Aires que en los puertos fluviales.

Cuando se analizan los embarques de granos y subproductos informados mensualmente por NABSA, se observa el efecto que ha tenido la severa bajante del Río Paraná, que a la altura de Rosario registró el nivel de agua más bajo de los últimos 50 años, complejizando las tareas logísticas de las empresas exportadoras, encareciendo sus costos y obligándolos a cargar menos toneladas por buque.

Lo anterior forzó, además, a relocalizar la carga desde los puertos fluviales hacia los puertos marítimos del sur de Buenos Aires. El siguiente cuadro evidencia que entre enero y septiembre aumentaron los embarques desde todos los nodos portuarios del país, logrando una suba en el total nacional del 7,5% respecto de igual período en 2019. Sin embargo, el crecimiento de los embarques desde el Gran Rosario (7,0%) queda detrás del crecimiento a nivel nacional, mientras que el tonelaje embarcado desde los puertos de aguas profundas del sur de Buenos Aires aumentó 9,2% interanual. Los embarques desde las terminales ubicadas en Entre Ríos (Diamante, Del Guazú), sur de Santa Fe (Villa Constitución), y norte de Buenos Aires (Campana, Lima, Ramallo, San Nicolás, San Pedro, Zárate) aumentaron un 6,2%.

El efecto de relocalización de la carga puede verse de forma más marcada en los embarques de maíz. A pesar de que las exportaciones desde el Gran Rosario crecieron entre campañas un 15%, perdieron participación en el total, con las exportaciones desde los puertos del Sur de Buenos Aires (Quequén y Bahía Blanca) incrementándose en un 29,5%, y las de los puertos aguas abajo del Up-River del Paraná incrementando sus cargas en el período en un 27,7%.

El volumen de negocios fue de menor a mayor en 2020, igualando en el tercer trimestre el tonelaje concertado en igual período de 2019

En medio de un clima de gran incertidumbre y volatilidad, donde los commodities agrícolas no fueron ajenos a la corrección de precios que sufrió un amplio rango de bienes en medio de la pandemia global y el freno en la actividad económica a raíz de las medidas tomadas para evitar la diseminación del COVID-19, se observó, en el primer trimestre de 2020, una fuerte caída del volumen negociado de granos, según consta en el registro oficial. Los negocios concertados en enero, febrero y marzo totalizaron un volumen 21,3 Mt, 42% menor al de igual período en 2019 y 25% menor a la marca de 2018.

Durante el segundo trimestre tuvo lugar una importante recuperación comercial y el volumen negociado fue un 50% superior al del primer trimestre, totalizando 32,1 Mt. A pesar del mayor dinamismo comercial, el acumulado de negocios en abril, mayo y junio quedó un 24% por debajo de lo negociado en igual período de 2019; aunque fue un 28% superior al volumen negociado en 2018. Esta segunda comparación da una idea más representativa del repunte comercial del segundo trimestre, ya que el año 2019 destaca como un año con volumen de negocios sobresaliente impulsado por el gran compromiso de granos a cosecha que se dio en los últimos meses del año y por la amplia disponibilidad de mercadería tras exitosas cosechas.

Finalmente, los registros del tercer trimestre de 2020 totalizan 31,7 Mt, en línea con la actividad comercial de julio, agosto y septiembre del año pasado, y un 25% por encima del volumen negociado en igual período de 2018.

Los totales negociados en lo que va del año con entrega en el polo industrial exportador del Gran Rosario siguieron las mismas tendencias de los totales generales. En los primeros 9 meses de 2020, el Gran Rosario concentró el 51% de los negocios granarios concertados en Argentina (vs. 54% en 2019 y 52% en 2018).

Los precios de los principales productos agrícolas mostraron fuerte volatilidad en la primera mitad del año, consolidando una clara tendencia alcista en el tercer trimestre de 2020

La propagación mundial del COVID-19 ha ido provocando, en forma progresiva y regional, innumerables alteraciones comerciales y económicas que tuvieron a su vez fuerte impacto en las expectativas de mercado y los precios relativos. Consecuentemente, el período transcurrido del año 2020 se ha caracterizado por una fuerte volatilidad de precios. En este contexto, el segmento de commodities agrícolas no ha sido la excepción y ha exhibido fuertes variaciones que excedieron los fundamentos cíclicos de producción agrícola, oferta y demanda mundial e incluso la evolución de las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos, que habían condicionado este segmento los últimos dos años.

En 2020, gran parte de los movimientos en las cotizaciones de commodities agrícolas estuvo muy relacionado con lo que sucediera en otros segmentos, entre ellos: el petróleo, con un desplome histórico en abril; los metales preciosos, de firme apreciación a lo largo del año; el dólar estadounidense, que en los últimos meses del año sostiene una tendencia bajista como resultado de las políticas monetarias y fiscales expansivas adoptadas por Estados Unidos; entre otras muchas alteraciones de precios relativos a escala mundial. La suma de estos condimentos, tanto endógenos como exógenos al segmento agrícola, dibuja una tendencia alcista para los precios internacionales de soja, maíz y trigo en el tercer trimestre del año.

En la escena local pueden identificarse muchas de las fluctuaciones descriptas, tal como se observa en el gráfico que muestra de la variación en el precio diario dolarizado de la Cámara Arbitral de Cereales de la Bolsa de Comercio de Rosario en los primeros nueve meses de 2020. La primera conclusión que arroja, es que, en lo que va de 2020, los precios spot se han movido en un rango mayor que en el promedio de los 3 años anteriores.

En segundo lugar, se observa cómo los primeros seis meses del año estuvieron marcados por fuertes saltos y caídas en los tres mercados considerados, mientras que en el último trimestre del año las cotizaciones exhiben una clara y sostenida tendencia alcista.

En tercer lugar, ocupándonos sólo de los mercados de soja y maíz, puede señalarse una importante diferencia en la tendencia de precios del tercer trimestre, que en 2020 es marcadamente positiva en contraste con la declinación observada en la misma época años anteriores.