En la última edición de “Experiencia en Cosecha” realizada en Sunchales el maíz fue protagonista indiscutido. Manejo de malezas y momento óptimo de cosecha, las claves para obtener un mejor rinde.

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A pesar de su menor potencial de rendimiento, los maíces tardíos vienen ganando cada vez más superficie en el centro-norte del país. Es que además de una mayor estabilidad, aseguran un mejor piso de rentabilidad que los de primera por un aprovechamiento más eficiente del agua y una menor probabilidad de sufrir golpes de calor durante el período crítico. Esa tendencia se vio reflejada también en la última edición de Experiencia en Cosecha, la jornada organizada por CLAAS junto a KWS y un grupo de importantes empresas, donde el maíz tardío fue uno de los protagonistas excluyentes.

“El maíz tardío ha sido una de las herramientas que nos ha permitido meter al cereal nuevamente en el plan de rotaciones de la zona”, aseguró Facundo Ferraguti, del INTA Oliveros, uno de los expositores que se hizo presente en Sunchales para brindar una serie de recomendaciones con el objetivo de sacar el máximo provecho del cultivo. “El manejo del maíz temprano y el tardío son muy distintos. Si bien es el mismo cultivo, no tiene nada que ver la estrategia que usamos en un maíz que sembramos en septiembre versus otro que hacemos en diciembre”, completó Martín Marzetti, coordinador de la REM de AAPRESID.

Marzetti se concentró en su especialidad: la problemática de malezas. “En esta zona tenemos Rama Negra, Sorgo de Alepo, Capín, Pata de Gallina, Chloris y Yuyo Colorado, que es el nuevo jugador que está por todos lados”, enumeró. Pero a la hora de hablar de maíces tardíos, el experto recordó que la mayor parte de los nacimientos de estas malezas se dan durante el barbecho, previo a la siembra del cultivo. “Ahí es donde tenemos que focalizar con todos los herbicidas y mezclas necesarias”, comentó.

Sin embargo, para el técnico de la REM hay una fórmula superadora que radica en la incorporación de cultivos de servicio: “Además de cubrir todo el espacio del lote, se reduce en gran proporción la aplicación de herbicidas. De esta manera, se baja la presión de selección y hay un menor impacto ambiental”. Pero más allá de contribuir al control de malezas, los cultivos de invierno tienen un gran número de beneficios colaterales para todo el sistema productivo: aporte de nitrógeno y carbono, disminución de la temperatura del suelo, o mejor manejo de recurso hídrico.

Además de un manejo adecuado de malezas, otro de los aspectos clave para hacer rendir al máximo al maíz tardío es el momento de la cosecha. “Hemos detectado que mientras más tiempo permanece el cultivo en el campo a la espera de ser cosechado, se registran mayores pérdidas por plantas volcadas y quebradas. A su vez, hay mayor riesgo de contaminación con micotoxinas y se produce el avance de malezas que pueden ser problemáticas a la salida del invierno”, indicó Ferraguti, quien dedicó su exposición a determinar cuál es el punto óptimo de cosecha en este tipo de maíces.

Ese momento se define a partir de un análisis económico que contemple el margen bruto teniendo en cuenta los beneficios de la práctica del secado a campo (reducción de gastos de secada) versus los posibles perjuicios (mermas de rendimiento, reducción de la calidad comercial e inocuidad). “Nuestros ensayos y experiencias indican que terminada una primera etapa de secado rápido se alcanza un punto de inflexión en el cual a partir de allí la tasa de secado es mucho más lenta y ya no estaríamos teniendo más beneficios. Todo lo contrario, lo que se suman son complicaciones”, advirtió.

Desde luego, el especialista también señaló que la humedad de ese punto de inflexión dependerá del ambiente y la zona. “Para el centro y sur de Santa Fe estaría entre el 18% y 23% de humedad y alrededor de 35 a 45 días desde la madurez fisiológica”, compartió. Por último, Ferraguti remarcó que por supuesto hay diferencias entre híbridos, tanto en la velocidad del secado como en la resistencia a enfermedades. “La elección del material y la fecha de siembra van a determinar en gran parte cómo vamos a alcanzar ese punto de inflexión y la calidad de la mercadería que vamos a producir”, completó.

Siguiendo con la cosecha, el asesor de producto de CLAAS, Federico Sánchez, también brindó una serie de pautas para hacer rendir al máximo la producción de maíz. “El año pasado fue una campaña extraordinaria para este cultivo, pero también las pérdidas fueron muy grandes. Una reciente investigación de INTA Manfredi revela que en la campaña 2018/19 los maíces de segunda presentaron un 32% más de pérdidas por plantas caídas y voleo de espigas (243 kilos por hectárea) que los maíces de primera (184 kilos por hectárea).

Entre los ajustes a tener en cuenta para reducir estas pérdidas se recomienda realizar una correcta regulación del cabezal maicero prestando atención a la apertura de las chapas cubre rolos. Se debe impedir que las espigas sean alcanzadas por los rolos espigadores para evitar el consecuente desgrane. Otro punto importante es el posicionamiento correcto de la zona de desprendimiento de la espiga sobre estas chapas cubre rolos, que no debe ocurrir en la primera mitad del recorrido para evitar que las espigas caigan fuera del cabezal, lo cual es muy normal en los maíces de siembra tardía.

En el campo se pudo ver en acción a la TUCANO 570, una cosechadora liviana e inteligente a la medida del productor y contratista argentino. Con su motor Mercedes Benz de 6 cilindros y 326 CV, sobresale con su sistema híbrido, integrado por un acelerador, un cilindro de alta inercia (1.580×450 mm) y un despajador, que se complementa con el sistema de separación axial compuesto por un rotor Roto Plus (4.200×570 mm, 650/1.500 rpm). Esto permite tener una cosechadora prácticamente dividida en dos, en la que se puede regular la trilla y la separación en forma independiente y en la forma que se necesite a medida que las condiciones de cosecha se vayan modificando a lo largo del día.

A su vez, TUCANO se destaca por ser la cosechadora Clase VII más liviana del mercado, presentando un peso total de 14.200 Kg, con ancho en transporte de 3,80 metros, que la posiciona como ideal para cosechar con falta de piso y para reducir compactación en los lotes, dado que además es la única en su clase con rodados radiales delanteros (900/60x32R) y traseros (600/55×26.5)

Lo primero es la familia

Dentro del menú de charlas que abarcó la 31° jornada Experiencia, una de las que más llamó la atención de los asistentes fue la dictada por María de los Ángeles Lucero Bringas. La doctora en Administración de Empresas de la UCA les habló directamente a aquellos productores y contratistas que con mucho esfuerzo han logrado crear una pequeña empresa y temen por su proyección a futuro. “Uno de los puntos más importantes que caracterizan a la empresa familiar es la continuidad. Por eso es indispensable que las futuras generaciones se involucren. Hay que hacerlos parte de la empresas y generar todos los espacios de comunicación posibles”, afirmó.

La especialista brindó también una serie de pautas sobre cómo una pequeña empresa familiar puede convertirse en un exitoso modelo de negocios a partir de la planificación, gestión, innovación, profesionalización y sobre todo escuchar al otro. “Cada uno tiene distintas expectativas sobre el rumbo de la empresa, hacia dónde queremos crecer o qué tipo de inversiones debemos realizar. Pero en una empresa familiar, lo más recomendable es bajar esas expectativas personales a acuerdos consensuados entre los demás integrantes del grupo familiar”, aclaró.