El impacto sobre la agricultura es de aristas múltiples en el Norte, ya que golpeó al girasol en pie con pérdida total de lotes, y lo poco que se pueda cosechar tendrá que enfrentar los descuentos por calidad (manchado y humedad), caso similar a lo que pasará en la soja.

inundaciones

Para esta última como para el maíz se suma el adicional de la imposibilidad de completar los planteos de la rotación típica del Norte de segunda y tercera, con una ventana de siembra ya cerrada, para el Sur, y con lotes en su mayoría ya jugados, por anegamientos prolongados y sin posibilidades de siembra en esta campaña.

Solo por estos tres cultivos: soja, maíz y girasol entre pérdidas de volumen cosechado, áreas fuera de campaña por anegamientos, cierre de ventanas de siembra, y el esperable efecto por descuentos de calidad a la hora de la comercialización; se estiman perdidas por U$S 2300 millones para este ciclo.

Pero estos cultivos no son los únicos, y los tradicionales como el algodón y el arroz también suman a la hora de contabilizar las pérdidas.

En el caso del algodón, el anegamiento de los lotes provoco la pérdida de algo más de 7.000 hectáreas, esto implica unos 7 Millones de dólares a adicionar a la cuenta de pérdida.

Para el arroz, la perdida se concentra en la provincia de Corrientes, los lotes que estaban en floración se perdieron, en tanto los que no empezaron a espigar tiene una chance. El efecto en lo económico no solo vendrá por la merma de rendimiento sino también por los descuentos por manchado. Con una estimación de 4.000 hectáreas. Pérdidas hablamos ya de 6 Millones de dólares de los productores que se ahogan por efecto del clima.

Las actividades pecuarias sufren el efecto de las aguas, quizás en una primera etapa tenga mayor flexibilidad que los cultivos para adaptarse a la coyuntura. Pero el daño económico aunque más extendido en el tiempo, será importante. A los animales que se ahogaron, todos vimos los videos de la hacienda flotando bajo de un puente, vacas nadando por sobrevivir, criaderos de cerdos tratando de sacar sus madres y capones con el agua al cuello, hay que sumarle los daños en pasturas, campos e instalaciones.

En bovinos, los efectos vendrán no solo por la pérdida de cabezas, sino también por su implicancia en las pariciones, en los porcentajes de descarte de vientres y en el aumento de los costos tanto en alimentación para cubrir el bache forrajero de invierno, como en el Plan Sanitario requerido después de un evento de esta naturaleza.

Sin lugar a dudas los pequeños productores son los más afectados, en este escenario. La declaratoria de Emergencia en las Provincias, junto con el paquete de medidas anunciadas tendientes a tratar de dar un poco de aire a los productores damnificados si bien no son un salvavidas, ayudan a paliar la difícil situación por la que están atravesando. El productor tiene que enfocar toda su atención en recomponer su capital productivo (que es también el Capital Productivo del País) y que la administración Pública se aboque a establecer las medidas para que el esfuerzo sea apuntado a este fin, sin distorsiones impositivas ni de otra índole en el mediano plazo.

No solo estas inundaciones afectan al productor agropecuario. Afecta a todos los pueblos y ciudades de la región afectada. Está en peligro la cadena de pagos y la supervivencia de los pueblos del interior.

Fuente: CRA