El sector frigorífico logró ayer la promesa oficial de que se liberarán los permisos de exportación de carne vacuna (ROE Rojo). Debido a esas trabas, esos embarques se desplomaron a la mitad en febrero, pero la situación no impactó en los precios domésticos del alimento, que acumulan una suba del 30% desde noviembre pasado.

Carnes

Dos reuniones mantuvieron ayer los representantes de frigoríficos y supermercados con funcionarios. La primera de ellas fue en la Secretaría de Comercio a cargo de Augusto Costa. La segunda transcurrió en la Jefatura de Gabinete y contó con la participación de Jorge Capitanich y del ministro Axel Kicillof. Tras ese encuentro no hubo anuncios concretos: se acordó seguir trabajando para estabilizar los precios de la carne.

Horas antes, a primera hora del día, Capitanich había desmentido versiones que daban cuenta de un aumento autorizado del 5% para los pocos cortes vacunos incorporados al programa de “precios cuidados” del gobierno. El impacto es mínimo: la mayor parte de la carne se sigue vendiendo en pequeños comercios y no en supermercados adheridos a ese plan, que además no incluye ciertos cortes, como el asado, el matambre y el vacío.

El meollo del asunto es a qué precio se distribuye la media res. Si es de novillo, ese valor llega actualmente a 28 pesos por kilo (hay que multiplicar ese valor por dos para llegar al precio promedio aproximado de la carne). Si es de novillito, trepa a 30 pesos.

Por lo pronto, el secretario de Comercio parece haber entendido que la vieja receta que aplicaba su antecesor cada vez que subían los precios ya no surte efecto. Guillermo Moreno bloqueaba las exportaciones como mecanismo de presión. Pero en su gestión, la participación de las exportaciones cayó del 25% a solo 6% de la oferta total. Su impacto en los precios internos es mínimo.

Ante la evidencia, Costa prometió normalizar la entrega de los ROE, para destrabar exportaciones que solo provocan pérdidas a unos pocos frigoríficos y dolores de cabezas a mucha gente. En rigor, frigoríficos como Hughes o San José cerraron y cientos de obreros están cesanteados por las restricciones a la exportación, que provocaron que los embarques cayeran de 16.000 toneladas en enero a poco más de 8.000 este mes. Al mercado doméstico, en cambio, se destinaron más de 200.000 toneladas.

La Mesa de Enlace, además, metió ayer el dedo en la llaga: “El gobierno profundiza la destrucción de la ganadería al persistir con la política que llevó al rotundo fracaso de la actividad: el cierre de las exportaciones de carne y la intervención de los mercados a través de normas no escritas”, apuntó un comunicado del bloque rural.

En este escenario, y sin muchas herramientas, en la reunión de la Mesa de la Carne (sin productores invitados) los funcionarios del Ministerio de Agricultura quedaron comprometidos a motorizar un nuevo acuerdo más amplio que permita reducir “un par de pesos” el valor de la media res. El tiempo dirá si será posible.