«Las actuales condiciones del mercado de exportación vuelven a poner en peligro la estabilidad laboral de 8.000 trabajadores de la industria frigorífica», señaló la Cámara de la Industria de la Carne (CICCRA) en su último informe mensual relevando el mes de septiembre.

En el sector, tras la crisis de oferta de hacienda que se registró tres años atrás, cerraron sus puertas varias decenas de frigoríficos y se perdieron entre 10 y 15 mil puestos de trabajo.

Lejos de revertirse, según datos oficiales ese escenario tiende a agravarse: hoy la Argentina exporta sólo 7% de la carne que produce, cuando históricamente enviaba al extranjero un 20% de la oferta.

Según CICCRA, presidida por Miguel Schiariti, el parate actual de las exportaciones está más vinculado al atraso cambiario (el informe lo estimó entre 25 y 30%). Ese factor combinado con una elevada retención del 15% descoloca a las carnes argentinas en el mercado internacional. En rigor, los envíos vienen perdiendo terreno en mercados que compiten en valor, como Chile y Rusia, mientras se conservan sólo en aquellos que pueden pagar caros los cortes vacunos, en especial la Unión Europea.

En los primeros nueve meses del año las exportaciones llegaron a 89.216 toneladas peso producto y fueron “las más bajas de los últimos 8 años” . Hay que retroceder a la aparición de fiebre aftosa, en 2001, para ver un registro menor. Respecto del año pasado, el retroceso de las exportaciones es de casi 30%.

“De mantenerse en el tiempo estas condiciones, sin duda la industria deberá continuar con el achicamiento de las dotaciones de personal de despostada para minimizar las pérdidas que viene soportando desde hace dos años”, advirtió CICCRA.

Desde 2008, los frigoríficos que venden al exterior dependen del buen humor del secretario Guillermo Moreno para obtener los permisos de exportación y por eso se cuidan mucho de expresar en público lo que dicen en privado: que al menos deberían eliminarse de manera urgente los derechos de exportación a todos los cortes. Hace algún tiempo se aplicó esa medida para algunos termoprocesados, una medida que favoreció a un pequeño puñado de firmas.

La crisis exportadora -que coloca a la Argentina décima en el ránking internacional -, persiste cuando otros indicadores muestran leves mejorías. En rigor, tras 29 meses de retención de hembras, ya se habría recuperado 1 millón de cabezas. Y la producción global de carne creció un 2,5% respecto del año pasado, beneficiando al mercado doméstico que absorbió un 5% más de carne que en los nueve primeros meses de 2011.

En tanto, a nivel nacional el consumo per cápita de carne vacuna se ubicó en 57,4 kilogramos/año en enero-septiembre del corriente año, acumulando una mejora de 5,2% anual. No obstante ello, se mantuvo 16,1% por debajo del máximo registrado en igual período de 2009.

Cuando se considera el promedio móvil de los últimos doce meses, el consumo por habitante de carne vacuna llegó a 57,3 kilogramos/año en el período señalado en el párrafo anterior y experimentó una mejora de 4,1% anual. Pero en este caso la caída con relación al pico de enero-septiembre de 2008 fue de 17,5%.

La participación del consumo interno en la oferta total de carne vacuna llegó a 92,9% en el acumulado del año, cuando un año atrás era de 89,6%. A la inversa, las exportaciones vieron disminuir su importancia relativa de 10,4% a apenas 7,1% entre los períodos considerados (este último guarismo sólo fue comparable con el registrado en los primeros nueve meses de 2001, cuando llegó a 6,6%).

La pérdida de atractivo de los negocios de exportación hizo que el volumen total certificado por el Senasa a lo largo de 2012 fuera sólo superior al registrado en el mismo lapso de 2001 (9,5%), considerando los datos de los últimos diecisiete años.

CCPP