* Sobre una producción estimada de 52 millones de toneladas, ahora la recortan a 45 millones.

Después de las fuertes pérdidas que la sequía ya provocó en el cultivo de maíz, con zonas donde las mermas en el rinde rondan el 20% y hasta superan en algunos casos el 30%, ahora es la soja, el principal cultivo de exportación de la Argentina, la que está bajo fuego por la falta de precipitaciones. Según diversos especialistas consultados por La Nación, ya no se podrá apuntar a una producción de 52 millones de toneladas, como se preveía inicialmente, sino a entre 4 y 7 millones de toneladas menos que esa cifra.

Por el golpe de la sequía a la soja, en la Bolsa de Chicago ayer el precio voló: la oleaginosa subió 13,32 dólares por tonelada y cerró en US$ 450,39. «Evidentemente, ya hay una caída en el rinde y falta completar superficie de siembra [sobre una estimación inicial de 18,85 millones de hectáreas, restan implantar 2,85 millones de hectáreas]. Creo que la soja hoy tiene posibilidades de estar en 44 a 45 millones de toneladas», dijo Rodolfo Rossi, uno de los especialistas más reconocidos del país en este cultivo e integrante de la Asociación de la Cadena de la Soja Argentina (Acsoja).

Si se cumpliera ese pronóstico, con 7 millones de toneladas menos de lo previsto el país resignaría divisas de exportación, a valores actuales, por unos 3150 millones de dólares. Miguel Calvo, presidente de Acsoja, subrayó que ya es «inalcanzable» para esta campaña la meta de una cosecha de más de 50 millones de toneladas de la oleaginosa. «Hoy estamos en cuarenta y pico», indicó, pero sin precisar el número exacto. El presidente de la entidad evaluó que podrá salir una estimación más definitiva en función de lo que termine por ocurrir con el clima en Córdoba, Buenos Aires y Santa Fe. En esas tres provincias, hoy se concentra el 80% de la soja a nivel nacional. Por lo pronto, según Calvo, en regiones como el sur cordobés el panorama no es alentador. Dijo que al sur de Río Cuarto el cultivo tiene pérdidas «del 50% para arriba». Para Rossi, las zonas más productivas del país, como el norte bonaerense y el sur de Santa Fe, que habitualmente estaban en rindes promedios de 33 a 35 quintales por hectárea, ahora ya están entre 10 y 20% menos.

En líneas generales, la soja hoy tiene una escasa altura y no logró desarrollar una suficiente área foliar verde que le permita captar luz y prepararse para generar rinde. También Ricardo Baccarin, analista y vicepresidente de Panagrícola, ya descuenta una pérdida de 3 a 4 millones de toneladas sobre la cosecha potencial de 52 millones de toneladas para esta campaña. Para recordar, el año pasado, el país produjo casi 49 millones de toneladas de soja. «El corazón sojero está comprometido y el productor piensa en si sobrevive o no [la soja]», expresó Juan Balbín, presidente de la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (Aacrea). «Hay pérdidas que vinieron para quedarse», añadió Santiago Del Solar, productor de Rojas, en el norte bonaerense. «Vamos a andar en rindes un 50 a 60% de lo habitual [sobre 40 quintales]», precisó.

Todas estas proyecciones de los productores se contraponen con lo dicho ayer por el ministro de Agricultura de la Nación, Norberto Yauhar, que pidió «bajar el dramatismo» por la sequía. Pero en el campo siguen descontando rindes. A modo de ejemplo, para Junín, un trabajo de Federico Bert, del Proyecto Clima de Aacrea, realizado con modelos sobre lluvias y suelo, ya muestra que la falta de lluvias ocasionó allí pérdidas del 34% en ambientes de producción buenos y regulares.

A la espera de las lluvias

En medio de la preocupación, los productores esperan la llegada del agua. Según Eduardo Sierra, especialista en agroclimatología, entre «miércoles y jueves» van a llegar precipitaciones que «van a contener» el daño. Igual, advirtió, «el deterioro va a seguir». Para Sierra, para que se corte esta seca deberían llover ahora 50 milímetros en forma general y luego 30 milímetros por semana de aquí en más. Pero lo que se ve en los mapas para las próximas horas es un «salpicado» de lluvias que irían de 10 a 75 milímetros, aunque este último número no sería lo más común. Sierra recordó que cada semana sin lluvias la producción de soja se recorta en 2 millones de toneladas. «Para tener buenos rindes, de acá a la cosecha [en marzo/abril] la soja debería acumular 250 milímetros, si bien con 50 a 70 milímetros ya tiene una recuperación», concluyó Rodolfo Rossi.

Fernando Bertello