Así lo determinaron especialistas internacionales y del INTA, en la presentación del libro Estrés por calor en ganado lechero: impactos y mitigación.
“El estrés por calor es uno de los fenómenos atmosféricos con mayores consecuencias sobre la salud y el desempeño productivo y reproductivo de vacas lecheras, ya sea bajo condiciones de pastoreo como de confinamiento”, resumió Miriam Gallardo, investigadora del Instituto de Patobiología del INTA Castelar –Buenos Aires–, quien presentó el libro Producción y bienestar animal. Estrés por calor en ganado lechero: impactos y mitigación, en la sede porteña del INTA en la calle Chile.

Israel Flamenbaum, especialista y consultor internacional en estrés térmico –de Israel–, aseguró que con estrategias de manejo –ambiental y nutricional– es posible mejorar el rendimiento del ganado lechero: “Enfriar a las vacas incrementa hasta U$S 150 la ganancia por animal al año”.

Gallardo, afirmó que esta tecnología representa un gasto extra para el productor, pero la inversión “se recupera al finalizar del primer verano. Es necesario que el productor comprenda que el calor impacta sobre el consumo, la nutrición, la fertilidad y la producción de su tambo”.

Las temperaturas estivales representan en la actualidad una de las principales barreras para alcanzar mayores niveles de eficiencia y productividad en los tambos. El impacto negativo no es sólo inmediato sino que acarrea efectos que van más allá de la temporada. Con dietas equilibradas, abundante agua y sombra es posible mejorar del 20% en la producción y en la calidad de la leche.

Aunque el estrés calórico afecta negativamente a las vacas a lo largo de toda la lactancia –incluyendo a las vacas secas– la manera en que son afectadas difiere según la etapa en la cual los animales sufrieron la condición estresante.

En este sentido, Flamenbaum, explicó que el principal método empleado en Israel para aliviar el estrés calórico en vacas lecheras de alta producción se basa en el enfriamiento de la superficie corporal.

“El sistema utilizado –detalló el consultor internacional– combina ducha y ventilación forzada en ambientes abiertos como la sala de pre-ordeño y los corrales de reposo. En las condiciones del verano Israelí, la combinación de aspersión (30 seg) seguida de ventilación (4.5 min), en ciclos de 30-45 minutos y aplicada con intervalos de 2-3 horas (6 – 10 veces por día), fue capaz de mantener a las vacas de alta producción frescas durante la mayor parte del día”.

En cuanto a la situación de la Argentina, Flamenbaum señaló que se nota que en los últimos años “con las recomendaciones del INTA, los productores tamberos tomaron conciencia real del costo beneficio que significa trabajar seriamente este tema”.

Además, coincidieron los especialistas, cuando el ganado está estresado y con mucho calor, debe disponer de buena sombra, pisos limpios y bien drenados, excelente calidad y disponibilidad de agua: una vaca lechera –en verano– puede tomar más de 100 litros de agua por día.

Silvia Valtorta, investigadora del Conicet en el INTA Castelar, indicó que los animales estresados sufren una disminución en el consumo de materia seca, cae la tasa de concepción –con el peligro de que mueran embriones– y, además, se registran mermas en la producción de leche del 20%.

La publicación presenta estrategias de manejo ambiental y nutricional para minimizar las pérdidas que genera el estrés por calor en un rodeo lechero. Las herramientas y metodologías que se proponen “pueden significar el éxito de la empresa cuando se atraviesa un período clave como el verano”, dijo Gallardo.

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