La última campaña triguera, 2016/2017, se caracterizó por altos rendimientos en las principales zonas productoras del país y por niveles de proteínas superiores a los del ciclo anterior en alrededor de un 1%. El rinde promedio nacional fue de 3308 kilos por hectárea, unos 444 kilos superior a la campaña 2015/2016, según informa el Diario La Nación.

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Los datos se desprenden de un informe de la Bolsa de Cereales de Córdoba y recuerda que el cultivo empezó con buena disponibilidad de humedad en los suelos, lo que favoreció la implantación y el desarrollo. Luego, el período crítico para la formación y llenado de granos se desarrolló sin estrés hídrico en la región central, mientras que en la zona sur hubo deficiencias hídricas que determinaron rendimientos inferiores a los esperados.

En la zona central-norte, las temperaturas en la siembra y macollaje fueron normales y durante el llenado de grano (octubre y noviembre) fueron templadas, sin picos extremos favoreciendo un llenado de grano más prolongado con mayor desarrollo y peso del grano. En el sur, la media fue similar al promedio histórico (17-18°C), pero con gran amplitud térmica y períodos de temperaturas extremas.

En cuanto a las enfermedades, en la región central-norte hubo un ataque temprano de roya de la hoja que continuó a lo largo del ciclo de cultivo y fue importante en algunos cultivares susceptibles.

Luego se registró un ataque severo de roya del tallo con daños en el trigo más suceptible y uno moderado de mancha amarilla y leve ataque de tizón bacteriano. La fusariosis de la espiga se presentó en lotes puntuales sin llegar a ser generalizado, señala el reporte y marca que hubo ataques tempranos de chinches.