El cese en la comercialización lanzado por tres de las cuatro gremiales del campo, que hoy cumple su segunda de tres jornadas, fue calificado ayer como «contundente por sus organizadores, quienes salieron a exigir «un cambio urgente de rumbo» en las políticas sectoriales.

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En rueda de prensa desde la Sociedad Rural, el presidente de esa entidad, Luis Etchevehere alertó que la producción agrícola «está agonizando» y «el campo está herido por las erróneas políticas que ha llevado adelante el Gobierno en últimos 12 años» «Es el Gobierno el que tiene la llave para revertir la situación», dijo el titular de SRA, quien no obstante sostuvo que es un mensaje también «para el futuro, para las autoridades que resulten electas».

Junto a sus pares de Confederaciones Rurales (CRA), Rubén Ferrero; y de Coninagro, Egidio Mailland, detallaron la contundencia de la protesta agropecuaria, que coincide con el séptimo aniversario del anuncio de la resolución 125 que imponía las retenciones móviles para los principales cultivos, y en el surgimiento de la mesa de enlace como nucleamiento de las cuatro entidades agrarias, hasta ayer mismo.

Para mañana, está previsto que los líderes de la protesta encabecen una asamblea de productores en Salta.

En la conferencia de prensa, los líderes de las tres entidades reclamaron la disminución de la presión impositiva, la unificación de la política cambiaría, el fin de las retenciones y de los cupos a las exportaciones y que se reestablezca la asistencia financiera del Banco Nación a los productores. Rechazaron, además, que el cese comercializador sea «una medida política o un lockout patronal», como definió el Gobierno.

Los ruralistas difundieron un documento en el que detallan el «panorama alarmante» para el sector productivo. Entre muchos temas, mencionaron el trigo, con «un mercado cautivo desde 2006 que hace que la producción termine transfiriendo recursos al resto de la cadena».

Se quejaron de que los cupos para exportar el cereal, harán que al comienzo de la próxima siembra, «quedaría un remanente del 50% de la cosecha anterior, lo que deprimiría aún más los precios internos pagados al productor».