Desde el 2006 el Gobierno se empecinó en desgastar al productor agropecuario argentino con sus políticas de impuestos y cuotas de exportación y recargas fiscales e impositivas elevadas y poco explicables a la par de los incrementos de los costos de producción, señala un informe de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA).

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El maíz repite la misma historia que el trigo y su triste y anunciado final en el pan a más de 26 pesos en las panaderías. Empujados a no producir, la reducción lógica en la siembra de maíz pone en riesgo el alimento de las aves, que desembocará naturalmente en un aumento en el  precio del pollo.

Desde Confederaciones Rurales Argentinas nuevamente afirmamos que es posible vivir en otra realidad que no perjudique a los productores y consumidores. Es por eso que insistimos en afirmar que dentro de un mercado transparente, sin intervención del Estado, y competitivo, hoy nuestro país podría producir 35 millones de toneladas de maíz, consolidarse como segundo exportador mundial y aportar divisas a la economía nacional por más de 5.000 millones de dólares.

Pero en tanto y en cuanto el Gobierno continúe con su actitud de negador compulsivo, tergiversando la realidad productiva a través de anuncios de falsas cosechas récords, ocultando la inflación y construyendo sus propias góndolas con sus propios precios irreales, no habrá indicio alguno de recuperación del sector agropecuario argentino, el más dinámico de la economía nacional, y el más ninguneado y golpeado por las políticas oficiales.

Mientras tanto en la Argentina de hoy los productores cuentan con poco maíz para vender y las expectativas de siembra se esfuman detrás de la incertidumbre comercial, los impuestos a la exportación del 20%, las cuotas para exportar y la caída de los precios internacionales.