Por la sequía, el productor ya había vendido para cubrir costos; preocupa la intervención cambiaria.

Un informe del Diario LA NACION señala que a pesar del  superprecio que tiene, la fiesta de la soja no es completa. Los productores, que en el ciclo pasado perdieron 12 millones de toneladas de producción como consecuencia de la sequía y aún tienen que levantar quebrantos por bajos rindes en varias zonas, sólo podrán aprovechar con estos buenos valores un 30/40% de la cosecha, porque el 60/70% ya fue vendido. Pero ni aun así obtendrá dinero suficiente para cubrir los costos de siembra y alquiler de la próxima campaña.
En primer lugar, vale recordar que al productor argentino no le llegan los 605,82 dólares por tonelada que ayer marcó la soja en Chicago (5,96 dólares menos que la jornada récord del lunes), sino que es el valor FOB puertos argentinos (que ayer se cotizó en 633 dólares la tonelada) menos el 35% de las exportaciones. Además, debe descontar alrededor de 50 a 80 dólares entre diferentes costos como fletes a puerto (su valor varía según la distancia), comercialización y otros gastos. En resumen, quedan en el bolsillo unos 330 dólares por tonelada.

Según los últimos datos oficiales disponibles a fines de junio, hasta ese momento estaban en manos de los productores 16 millones de toneladas de soja. Once millones en su poder y otras cinco millones de toneladas entregadas, pero sin fijar precio.

Hasta que se conozcan los nuevos datos oficiales, no hay una estimación cabal sobre cuánto más vendieron los productores en los últimos días por la mejora de los precios. De hecho, Javier Buján, de Kimei Cereales, advirtió: «No veo que estén vendiendo más que antes. Se están preguntando dónde para la suba».

En este contexto, si quedan 16 millones de toneladas entre vender y fijar precio, a US$ 330 de ingreso de bolsillo el productor tiene en sus manos mercadería por un valor de US$ 5280 millones. No obstante, necesitaría 9512 millones para hacer frente al costo de sembrar la próxima campaña de soja (proyectada en un piso de 19 millones de hectáreas) y pagar el alquiler de la tierra (el 60% se hace en campos arrendados). Es decir, lo que podría sacar por los buenos precios no cubre sus expectativas y planes.

«Después de la sequía, el productor ya vendió alrededor del 70% de la cosecha para pagar insumos, créditos que había sacado, afrontar los costos indirectos [como el servicio de cosecha] y tener dinero para vivir. Lo que se vende antes de junio habitualmente es para pagar cosas. Ahora, con lo que le queda comercializar encarará la nueva siembra. Le pueden quedar en sus manos US$ 5280 millones, pero le hacen falta US$ 9512 millones para la nueva siembra [US$ 5187 millones de costos de implantación y 4332 millones para el alquiler]», expresó Néstor Roulet, presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de la Tercera Zona (Cartez), que hizo un informe sobre el efecto de la suba de precios.

Si el productor vendiera, al Estado le quedarían unos US$ 3400 millones por retenciones.

Sin boom de ventas

Como ya señaló Buján, no se percibe al menos por ahora un boom de ventas más allá de lo normal. «Los ritmos de ventas han estado en 600.000/700.000 toneladas semanales a la industria y 200.000/300.000 a la exportación, pero no hay una actitud agresiva de ventas», indicó Juan Morelli, analista de FyO.com. «El productor está viendo hasta dónde llega [el precio]», agregó. Según Morelli, por la suba en el último mes los productores embolsaron US$ 900 millones más a su favor.

Patricia Bergero, de la Bolsa de Comercio de Rosario, coincidió: «Una vez que cubre sus expectativas, el productor se para a ver el nuevo objetivo [de precio] y más aún en un contexto de incertidumbre».

Hay otras sorpresas. Para Roulet, pese a mostrar la soja un mayor valor, por la intervención cambiaria el productor perdió poder adquisitivo. En marzo pasado, con $ 1452 la tonelada en la plaza local, sin trabas tan fuertes en el mercado cambiario podía acceder a dólares a $ 4,40 y obtener US$ 330. Luego, si compraba un departamento de US$ 140.000, esto significaba el equivalente a 424 toneladas.

Hoy, si quiere hacer lo mismo, con una soja a $ 1710 no puede acceder al dólar oficial. Si aún así quisiera hacerse de dólares billetes, lo consigue en el mercado blue, pero ronda los $ 6. Con este valor, el cambio de la soja de $ 1710 equivale a US$ 285, menos que en marzo. Si comprara el mismo departamento de US$ 140.000 dólares necesitaría 491 toneladas de soja, más que en marzo pasado, pese a valer más.

U$S 330 es el precio neto por tonelada que les queda a los productores, al descontar retenciones y otros costos, y U$S 5.280 millones es el valor de la mercadería que aún tienen los productores de soja, según cálculos privados.