Investigadores del Instituto de Patología Vegetal del INTA obtuvieron un suero que contiene los anticuerpos para la detección del virus Cassava common mosaic virus, de gran incidencia en las plantaciones comerciales. También descubrieron que existirían diferentes razas del virus.

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Motivados por el significado social y productivo que despierta la mandioca en las comunidades del noreste del país, investigadores del INTA y del Conicet desarrollaron un suero –el primero de la Argentina– que contiene los anticuerpos para la detección del virus Cassava common mosaic virus (CsCMV) perteneciente al género Potexvirus, responsable de la enfermedad “mosaico común de la mandioca”. Gracias al análisis de las secuencias virales, descubrieron que habría diferentes razas del virus infectando el cultivo de mandioca en el país.

“El suero se obtuvo de un aislamiento del virus, tomado desde una planta infectada que provenía de Corrientes”, puntualizó Andrea Zanini, becaria del Conicet en el Instituto de Patología Vegetal del INTA (IPAVE) y primera autora de esta investigación.

Incluido en su tesis doctoral, este estudio permitió arribar a la producción de un antisuero capaz de detectar, con alta especificidad y sensibilidad, un patógeno que ocasiona altas pérdidas de calidad y de rendimiento –puede reducir hasta un 60 % el peso total de las raíces de cada planta–.

“La producción de un antisuero contra CsCMV a partir de un aislamiento argentino y su uso en el monitoreo temprano de la enfermedad fue esencial para llevar a cabo estudios epidemiológicos en el NEA”, destacó Zanini. En general, los muestreos indicaron una presencia del virus en el 100 % de los lotes comerciales analizados en Misiones, Formosa y Chaco, con diferentes grados de severidad de síntomas en las plantas infectadas.

Agravada por su nivel de incidencia, la enfermedad provoca pérdidas productivas y es difícil de diagnosticar, debido a su capacidad para manifestarse a través de diferentes síntomas o, directamente, ser asintomática. Hasta el momento, su detección requería el empleo de anticuerpos importados o de técnicas moleculares muy costosas.

Respecto de la incidencia que demuestra la enfermedad a campo, Zanini afirmó que “los resultados sugieren que se realiza un manejo inadecuado del material de siembra”. “Se sabe que el virus CsCMV se propaga fácilmente a través de las herramientas agrícolas y del uso de material vegetal fuera de los protocolos fitosanitarios”, argumentó.

Para obtener el anticuerpo argentino, los investigadores llevaron a cabo la purificación del virus, que luego se inyectó en un animal donante para activar una respuesta inmune y conseguir los anticuerpos correspondientes. Posteriormente, el suero obtenido fue calibrado a los fines de que pueda ser utilizado en diferentes técnicas serológicas.

Este estudio fue llevado a cabo por los investigadores Andrea Zanini y Andrés Luque (IFRGV, CIAP, INTA), bajo la dirección de Liliana Di Feo (IPAVE, CIAP, INTA).

Cuestión de razas

Durante la investigación, también se realizó el análisis filogenético de las secuencias virales de CsCMV presentes en la Argentina y en otros países latinoamericanos. Técnicamente, se analizó la región del genoma que codifica para el gen de la replicasa viral (RdRp) y, como resultado, se demostró que existirían distintas razas del virus infectando el cultivo de mandioca.

“Curiosamente, los aislamientos extraídos de la región del NEA formaron un grupo filogenético, cuya identidad de nucleótidos presentaba diferencias respecto de la de los otros grupos”, explicó Zanini, quien aclaró: “Estos resultados indicarían la presencia de cepas mixtas que ocurren en la región del NEA y, por ende, sugieren el desarrollo de diferentes cepas del virus CsCMV en América del Sur”.

A partir de este hallazgo, los investigadores trabajan en identificar posibles diferencias biológicas entre razas, con el objetivo de evaluar si tienen vinculación con el grado de severidad de los síntomas.

De las casi 30 mil hectáreas totales de mandioca que se producen en la Argentina, Misiones ocupa el primer puesto en superficie cultivada con el 84,7 %, seguida de Corrientes (6,4 %), Formosa (5,5 %) y Chaco (3,4 %). En Misiones, el cultivo tiene una mayor aplicación industrial, mientras que, en Formosa, Chaco y Corrientes, resulta una fuente de empleo para los pequeños productores que realizan la actividad para autoconsumo y venta local.