El campo, con el foco puesto en la competitividad y buenas perspectivas para el futuro, inyectará a la economía 58.000 millones de dólares en todas las actividades productivas del agro en un año calendario.

La eliminación y reducción de retenciones a las exportaciones, sumada a la quita de trabas al comercio exterior, fueron fundamentales para generar confianza e incentivar inversiones en uno de los sectores más dinámicos de la economía de nuestro país.

trigo

La reactivación es evidente: el 80% de ese dinero se gasta y se invierte en los pueblos donde se produce o sea en cada rincón de cada provincia. No hay sector en la economía que tenga una reacción tan rápida y tan beneficiosa para mejorar la calidad de vida de todos los que habitan nuestro vasto territorio.

De las actividades consideradas, lidera la ganadería, con una inversión y gasto estimado de alrededor de 22.500 millones de dólares, que representa un 39 % del total.

Según un estudio del Instituto de Estudios Económicos y Negociaciones Internacionales (IIEEyNI) de la Sociedad Rural Argentina, los ganaderos practican una clara retención de vientres, con el fin de aumentar en el mediano plazo la «fábrica» de terneros, para continuar recuperando el stock.

El productor destinará 13.765 millones de dólares a la reposición de hacienda. Se espera un aumento de la participación en la faena de novillos pesados para exportación, con el beneficio que la mayor cantidad de kilos por cabeza a su vez generará más cantidad de carne para el mercado interno.

Este sector invertirá también 3.446 millones de dólares en gastos directos, principalmente suplementación, confección de pasturas y sanidad, entre otros. Además, inyectará 2.576 millones de dólares en gastos indirectos, principalmente en estructura y financiamiento. Por último, el sector ganadero adquirirá bienes de uso durable por 1.075 millones de dólares.

Esta expectativa estimula a una mayor demanda de semillas forrajeras. Se espera que esta tendencia se afirme para la siembra de primavera, sumando la conformación de reservas, la renovación de alambrados, molinos y aguadas entre otros insumos necesarios para mejorar la productividad.

La actividad que le sigue es la agricultura, que ya está mostrando una fuerte reacción y aportará a la economía cerca de 21.000 millones de dólares, que equivale a un 36%.

Las intenciones de siembra de los diferentes cultivos marca una expectativa de aumento de área total que podría superar las 2.5 millones de hectáreas. Se sembrarán un millón de hectáreas más de trigo y un millón más de maíz y 450.000 hectáreas de girasol, lo que representa casi un 30% de incremento en cada cereal y más del 35% en la oleaginosa. Se sembrará un total que superaría las 34 millones de hectáreas, con una producción de más de 110 millones de toneladas. De esta manera, transportar la cosecha de este año, generará cinco millones de viajes de camión, 500.000 más que el año pasado y que podrán alcanzar a seis millones el año que viene.

Por otro lado, el aporte en concepto de retenciones al fisco durante la campaña de soja 2015/2016, se calcula en 7.155 millones de dólares.

Para estos sectores los bancos decidieron duplicar sus activos prestables en dólares, a una tasa del 7% anual.

Las ventas de fertilizantes muestran una mejora en su demanda que ronda un 25% durante el primer cuatrimestre y las importaciones de abonos también aumentaron un 21% en el mismo período.

Durante el primer trimestre de 2016, las ventas de cosechadoras aumentaron un 20%, la de sembradoras se incrementaron un 28% y la de implementos agrícolas un 9%. Con respecto a los tractores se espera que la recuperación de su demanda se produzca en el segundo semestre de este año, con los ingresos producidos por la venta de soja y maíz, entre otros cultivos de la cosecha gruesa.

Otro de los sectores que siente con fuerza el cambio es el de la industria automotriz, ya que la demanda de camionetas marca un aumento del 25% en lo que va del año.

Los cultivos plurianuales, si bien han tenido fuertes pérdidas a causa de condiciones climáticas adversas, como en el caso de la vitivinicultura, las manzanas, el azúcar y el tabaco, entre otros, comienzan a ver una reacción positiva a partir de los cambio en los precios relativos. A modo de ejemplo, las exportaciones de azúcar durante el primer cuatrimestre aumentaron un 72% medido en toneladas y las de lana entre enero y mayo de 2016 aumentaron un 40% respecto de lo comercializado en la segunda mitad del año pasado.

En esta línea, en el caso de las exportaciones desde los puertos al sur de Bahía Blanca, durante los primeros cinco meses del año, los embarques de peras frescas aumentaron un 9% y los de jugos de frutas concentrados un 33%. Hay sectores como la producción de yerba mate que están afectadas por la retracción temporaria de consumo doméstico y una oferta que excede la demanda.

Durante lo que va de año la producción de leche está siendo afectada por la caída del precio internacional de la leche en polvo y el aumento de costos internos, por el mayor precio del alimento, energía y combustibles sumado a las adversidades climáticas.

En la producción de granja, la faena de cerdos aumentó durante el primer trimestre del año un 12%, lo que permitió que el consumo de carne de cerdo haya alcanzado los 13 kilos por habitante/año durante el mes de marzo. En el mismo sentido, la producción de huevos durante los primeros 4 meses del año aumentó un 5%.

El sector agropecuario está a la altura del desafío. En los próximos 5 años, producirá un 50% más de alimentos, que van a representar la creación de 1.300.000 millones de nuevos empleos directos e indirectos.

De esta manera, se está alcanzando una mayor productividad para compensar la falta de competitividad sistémica que el sector padeció durante la última década.

Nuevas políticas que coloquen a la producción en igualdad de condiciones con sus competidores, garantizarán un vital crecimiento del principal motor de la economía argentina que, sin duda alguna, generará una mejora en todas las actividades del país afianzando el arraigo y multiplicando el empleo.