Los sectores productivos seguimos recibiendo ataques, cuando lo que el ganadero necesita es asistencia crediticia para recuperarse de todo lo que se retrocedió en este tiempo. Estamos consustanciados con la producción de más alimentos para más compatriotas. Y decimos al gobierno que -antes que mencionarla tanto en sus relatos- a la mesa de los argentinos deberían defenderla con sus políticas. No lo han hecho, y por eso hay problemas con la carne, como ya los padecimos con el trigo, señala en un comunicado la Federación Agraria Argentina.
El ministro Jorge Capitanich tuvo hoy un nuevo episodio de “incontinencia verbal”. En su afán por explicar la suba de los precios de la carne en los mostradores, pretendió convencer a la sociedad que estos aumentos se deben a la actuación de “especuladores”. Es una lástima que, después de tanto tiempo sin funcionarios que brindasen explicaciones públicas sobre las políticas oficiales, el Jefe de Gabinete utilice de esta forma su atril cada mañana, montando episodios más cercanos al “relato” que a la realidad.
Además, los sectores productivos seguimos recibiendo ataques, cuando lo que el ganadero necesita es asistencia crediticia, para poder recuperarse de todo lo que se retrocedió en este tiempo. Estamos consustanciados con la producción de más alimentos para más compatriotas. Y decimos al gobierno que -antes que mencionarla tanto en sus relatos- a la mesa de los argentinos deberían defenderla con sus políticas. No lo han hecho, y por eso hay problemas con la carne, como ya los padecimos con el trigo.
El gobierno nacional debería explicar a los argentinos que los problemas de la ganadería nacional no empiezan en la última semana, sino que llevan años. Tendría que informar, en lugar de seguir buscando culpables afuera, que sus políticas han determinado la pérdida de 10 millones de cabezas. O dar a conocer que en 2005 el país exportó 750 mil toneladas de carne, y en 2013 apenas superamos las 200 mil toneladas vendidas al exterior, menos de la tercera parte.
Lo que tiene que saber la sociedad es que detrás de la producción de carne hay mucha mano de obra nacional, hay toda una cadena que ocupa a unos 2 millones de personas. Cuando aparece la preocupación por el precio, debería decirse que un kilo de carne puesto en una carnicería necesita antes 3 años de trabajo, entre el servicio, gestación, destete, cría, engorde, luego el por un matadero, desposte y frigorífico, hasta llegar al mostrador. Se entiende entonces que sin políticas de largo plazo, la actividad haya retrocedido.
La previsibilidad en la Argentina no existe, y la ganadería fue una de las actividades que más lo padeció, al menos desde marzo de 2006, cuando Néstor Kirchner ordenó cerrar las exportaciones e iniciar un proceso de intervención distorsiva en el mercado y en la actividad.
Desde aquel momento, muchísimos pequeños y medianos productores ganaderos se vieron obligados a liquidar rodeos, se cerraron frigoríficos. El archivo no miente, desde FAA hemos denunciado este proceso de exterminio de la ganadería en muchas ocasiones. Pero, lamentablemente, el gobierno nacional desoyó nuestro reclamo y se están viendo las consecuencias, finaliza el comunicado de la FAA.
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