Hay gran expectativa por la tercera edición de un encuentro que reunirá a más de 100 Pymes metalmecánicas desde mañana en Ituzaingó, organizado por el INTA y otros organismos del Estado, con ejes que van del valor agregado a las energías renovables.

“La agricultura familiar representa más del 60 por ciento de las explotaciones agropecuarias y el 54 por ciento del empleo rural y, sin dudas, cumple un rol clave para el desarrollo del país en lo económico-productivo, social-cultural y político-territorial”, señaló Carlos Casamiquela, presidente del INTA. Lo dijo a apenas dos días del inicio del III Encuentro del Mercosur Ampliado de Máquinas y Herramientas para la Agricultura Familiar, que se realizará en Ituzaingó –Buenos Aires–, el 22 y 23 de noviembre, organizado por el instituto junto a los ministerios de Agricultura y Desarrollo Social de la Nación, la Fundación ArgenINTA y la Cámara Argentina de Fabricantes para la Agricultura Familiar (Camaf).

Allí, en la nueva sede de la estación experimental agropecuaria del INTA en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), más de 100 pymes metalmecánicas de todo el país exhibirán sus tecnologías. Maquinarias especialmente adaptadas y validadas para la agricultura familiar estarán distribuidas en cuatro senderos que componen la muestra estática: Producción Primaria, Agregado de Valor, Energías Renovables y Proyectos y Prototipos. Además, habrá charlas, paneles, mesa de acuerdos tecnológicos, rondas de intercambio entre empresarios, productores, financiadores y Estado, entre otras actividades que pueden seguirse en el programa del encuentro.

De acuerdo con Casamiquela, cuando el desarrollo socioeconómico sustentable resuelve problemas prioritarios de uno de los sectores que genera más empleos genuinos en la Argentina, hay que democratizar el acceso a los avances científicos y tecnológicos. En ese sentido, desde su Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Pequeña Agricultura Familiar (Cipaf), el INTA procura que la ciencia, la tecnología y la innovación productiva lleguen a los pequeños agricultores, aplicando conocimientos a las cadenas de valor y a los desarrollos territoriales.

La agricultura familiar, destacaron los organizadores, representa en el Mercosur ampliado –con la reciente inclusión de Venezuela– el 88 por ciento de las explotaciones agrícolas y ocupa a unos cinco millones de familias en la región.

Si bien este segmento posee una importante función como fuente de trabajo, en la generación de renta en la actividad agrícola y la retención de la migración del campo a la ciudad, la mayoría de las familias vive, produce y desarrolla su actividad en condiciones desfavorables, en zonas con tejidos industriales alejados de su realidad, limitado acceso a la infraestructura productiva y social básica, al crédito y al capital. Así, enfrentan una competencia desigual y producen en condiciones asimétricas.

“El INTA es una de las instituciones que tiene más capacidades para hacer aportes, debido a que tiene un diseño que incorpora todos los aspectos metodológicos desde la investigación hasta la extensión”, dijo Casamiquela. El objetivo es adecuar máquinas o herramientas desarrolladas para otra escala productiva a la realidad del agricultor familiar, hacerlas  accesibles y ajustadas a sus necesidades y diseñar innovaciones y tecnologías apropiadas, en respuesta a problemas productivos y sociales de una región.

“Desarrollamos tecnologías y fabricamos maquinaria y equipos para la producción primaria, para generar valor agregado en origen, energías renovables, dispositivos para reemplazar el diesel por gas, sistemas de extracción y provisión de agua y tractores de baja potencia”, indicó Marcos Pedro Follonier, presidente de la Camaf. Según consideró, estas jornadas representarán un espacio para generar vínculos entre fabricantes y productores y destacó la importancia de consolidar la integración: “Para nosotros tiene mucho significado porque somos micro y pequeños fabricantes que no podemos pensar en comercializar solos”.

Una vidriera para los fierros y más

El encuentro permitirá conocer una gran variedad de máquinas, como tractores con sistemas hidráulicos, minitrilladoras, cosechadora de caña en verde, ensachetadoras y pasteurizadoras, ordeñadoras, moledoras, hornos móviles, cosechadoras de semilla a tracción animal, aerogeneradores eólicos, tecnologías para acceso y uso eficiente de agua, toda una amplia gama de maquinarias especialmente adaptadas y validadas para la agricultura familiar.

Con 22 caballos de fuerza, 750 kg, sin caja de cambios ni embrague, el tractor Jensen TH22 es un tractor desarrollado especialmente para acercar alta tecnología al agricultor familiar de pequeña escala. Esta innovación, que optimiza la cosecha y mejora las condiciones de trabajo, podrá verse junto a desarrollos similares en el encuentro.

“Por su tamaño y peso resulta ideal para entrar sin dificultad a los yerbales”, explicó Gustavo Jensen quien, con el apoyo de la fundación ArgenINTA, es el responsable de su diseño y fabricación.

Esta máquina es la primera en su tipo fabricada en la provincia del Chaco y, por su tamaño, es la única de desarrollo nacional. “Las empresas argentinas encargadas de la fabricación de tractores no cuentan dentro de su gama de productos con unidades de esta escala”, dijo Leonardo Venturelli, investigador del Instituto de Ingeniería Rural del INTA, donde se realizaron los ensayos para homologar sus prestaciones.

Este tractor funciona con un sistema hidráulico, al que se le agregó una neumática adaptada especialmente para la producción de yerba mate. “Esta tecnología optimiza el corte a mano y mejora las condiciones de trabajo, ya que el esfuerzo recae ahora sobre la neumática”, señala Jensen. Se trata de un equipo de alta tecnología que incluye implementos de rastra, desmalezadora y rotovator.

El tractor TH22 se presenta como una solución a la falta de herramientas  de los pequeños productores y es una alternativa a la tracción animal. En la Argentina, el 20 por ciento de las explotaciones agropecuarias, unas 67.000 en total, utiliza la tracción animal para las tareas agropecuarias. “Este tractor brinda la posibilidad de dejar la tracción a sangre y trabajar con herramientas sofisticadas”, indicó Jensen.