Un estudio realizado por investigadores del INTA determinó que la madera de álamos producida en los valles irrigados del norte de la Patagonia posee características que la hacen apta para su uso en la construcción.
La introducción del álamo en los valles irrigados del norte de la Patagonia se realizó con el fin de amortiguar el impacto de las condiciones climáticas en los sistemas productivos de frutas y hortalizas. Inicialmente, se plantaron en la región cortinas rompe-vientos y luego comenzaron a establecerse macizos forestales. En ambos casos, la producción de madera se destinaba a la fabricación de bins, pallets y cajones para la industria frutihortícola. Con el objetivo de valorizar los recursos de proximidad disponibles, un equipo de especialistas del INTA -integrado por investigadores de Bariloche y de Alto Valle, Río Negro- evaluó la calidad estructural de la madera de álamo para su utilización en sistemas constructivos.
Durante el proyecto de investigación, se evaluó el crecimiento y las propiedades mecánicas de la madera de diferentes especies y clones de álamo. Los resultados mostraron que la madera de estos árboles cumple con los requisitos establecidos por la normativa nacional para ser utilizada en estructuras de la construcción.
«El álamo ha demostrado ser una especie con buenas condiciones de crecimiento en los valles patagónicos. Sin embargo, no todos los clones presentan las mismas características. A través de este estudio hemos podido identificar aquellos que, además de crecer rápidamente, producen madera con propiedades deseables según los estándares de calidad para poder ser usada en sistemas constructivos», explicó Alejandro Martínez Meier, investigador del INTA Bariloche.
El Reglamento de Estructuras de Madera (CIRSOC 601) establece que la resistencia a la flexión, el módulo de elasticidad longitudinal en flexión y la densidad de la madera son propiedades tecnológicas que deben ser analizadas para definir su comportamiento en estructuras de la construcción. En este sentido, Juan Diez, investigador del INTA Bariloche, señaló que «la elección del clon adecuado, combinada con buenas prácticas de manejo forestal, es fundamental para obtener madera con las propiedades deseadas».
Los resultados de este estudio potencian los procesos productivos de construcción en madera ya existentes en la región, y a la vez abren nuevas perspectivas para la mejora y el desarrollo de la industria maderera en la Patagonia, ofreciendo alternativas sostenibles a partir del uso de materiales renovables respecto a otros materiales de la construcción.
Esteban Thomas, investigador y extensionista del INTA Alto Valle, puso el foco en la importancia de continuar evaluando nuevos clones, así como de promover el uso de madera de álamo en la construcción, lo que podría generar nuevos mercados y fortalecer la economía regional.
Los resultados del proyecto de investigación -que fue financiado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MINCyT)- también demostraron que no existe un único material genético que reúna todas las características deseadas como el buen crecimiento, la forma arbórea y la calidad de la madera. La adecuada elección de las especies y clones de álamo, en combinación con las buenas prácticas de manejo forestal, tanto en macizos como en cortinas rompe-vientos, permitirá obtener madera de mayor calidad para ser utilizada en la industria de la construcción.
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