Corrientes creció un 328%. Chaco-Formosa recuperó 400 mil vacunos perdidos por sequías. Misiones dejó de comprar carne a otras provincias. Con tecnología y manejo, los rodeos son más productivos y sustentables.

De los 51 millones de bovinos del país, el noreste argentino posee 9.921.355 cabezas, que representan el 19% del stock nacional y convierten al NEA en la segunda región productora de vacunos más importante después de la llanura pampeana.

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Con el 10% de las existencias, Corrientes lidera la producción ganadera regional, seguida por Chaco y Formosa –que reúnen el 9% restante–, mientras que Misiones registra el 1% de la actividad a escala nacional, con una fuerte presencia de feedlots.

Para los especialistas del INTA, la ganadería del NEA tuvo un crecimiento sostenido durante la última década. De acuerdo con el técnico de INTA Colonia Benítez –Chaco–, Osvaldo Balbuena, Formosa pasó de 1,4 a 1,6 millones de cabezas entre 2003 y 2008, mientras que Chaco pasó de casi 2,2 a 2,6 millones de cabezas en el mismo período.

El análisis del panorama productivo, explicó el especialista, revela una apuesta a la adopción de tecnología como estrategia de crecimiento para los productores. En ese sentido, Balbuena consideró que la ejecución de buenas prácticas de manejo para aumentar la producción de pasturas y mejorar los índices de preñez son aspectos fundamentales para lograr explotaciones más productivas y sustentables.

De hecho, estos conceptos tendrán un lugar destacado durante la megamuestra institucional INTA Expone NEA, que se realizará en Posadas –Misiones– del 27 al 29 de junio.

Un sector en crecimiento

“Entre 2008 y 2011, la sequía produjo una caída del 10% del stock ganadero, un total de 400 mil cabezas”, expresó Balbuena. “Después hubo una recuperación muy rápida de la cantidad de vacunos y hoy estamos a niveles que teníamos en 2008”, continuó. Según datos de 2013, el stock en Formosa y Chaco es de 1.814.108 y 2.646.471 cabezas, respectivamente.

Por su parte, el técnico del INTA Mercedes –Corrientes–, Daniel Sampedro, explicó que el producto bruto geográfico ganadero de esa provincia creció un 328% entre 2003 y 2011. Esa mejora, sugirió, se debió al aumento de la carga animal en zonas marginales, como consecuencia del desplazamiento de la ganadería pampeana.

Alrededor de 10 millones de hectáreas que eran praderas para la invernada tradicional pasaron a ser utilizadas por la agricultura y sembradas, principalmente, con soja. Eso produjo la expansión de la frontera agrícola e incrementó la existencia de novillos y novillitos en Corrientes.

En el NEA, el sector ganadero registra una participación de pequeños productores que iguala o supera el 60% tanto en Corrientes como en Chaco y Formosa.

Por su extensión en el territorio correntino, Sampedro explicó que la ganadería es la actividad agropecuaria que genera la mayor cantidad de mano de obra, aunque ocupa menos personal por hectárea que la agricultura.

El 75% de la hacienda correntina está en manos de productores medianos y grandes, señaló el técnico y agregó que los pequeños productores, con explotaciones que no superan las 100 cabezas, conforman el 60% del sector. A su vez, Chaco y Formosa registran un gran número de pequeños productores que constituye el 67,3 y el 62,3%, respectivamente.

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El desafío de ser más eficientes

El buen manejo del rodeo es fundamental para incrementar el peso de los vacunos sin salirse de la zona productiva y, a su vez, para reducir la emisión de gases de efecto invernadero. Para los especialistas, puede lograrse con el empleo de técnicas reproductivas y nutricionales, la aplicación de un calendario sanitario adecuado y la incorporación de razas con una genética idónea para adaptarse al clima subtropical.

Así, la región podría producir 250 mil terneros extra. “Chaco y Formosa tienen dos millones de vacas que destetan 1.050.000 terneros por año, es decir, el 53%”, explicó Balbuena. “Con un manejo eficiente del rodeo”, agregó, “el mismo plantel de vacas podría producir un 65% de terneros por año”.

Para mejorar el aspecto reproductivo, existen técnicas a bajo costo que permiten adelantar el momento de destete y reducir el tiempo hasta la nueva cría. Estas medidas se complementan con la aplicación de un calendario adecuado de vacunas que ayuda a controlar los parásitos y a prevenir enfermedades infecciosas que perjudican la reproducción.

Además, Balbuena indicó la importancia de llevar a cabo técnicas para enriquecer el pastizal, principal alimento de la hacienda. En esa línea, Sampedro destacó el aumento en la cantidad de productores que comenzó a hacer una reserva de forrajes a partir de las sequías de 2008 y 2009.

Hacia el norte de Corrientes, el INTA promueve el cultivo de pasturas megatérmicas –especies adaptadas a las elevadas temperaturas– para mejorar la recría de las vaquillonas de reposición. Hacia el sur, la estrategia apunta a enriquecer el pastizal con fertilización y mediante la introducción de raigrás y lotus.

Por otra parte, la incorporación de animales con una “genética resistente” mejora los rendimientos, dijo Balbuena. Al respecto, el técnico reconoció que “la genética se ha mejorado mucho en los últimos años”.

El desafío de acrecentar la productividad tiene un vínculo estrecho con la posibilidad de instalar corrales de engorde y establecimientos de faena en el NEA. En este contexto, Sampedro dijo que era necesario “producir más terneros para tener más novillos”, dado que “el país necesita generar mayor oferta de carne para cubrir la exportación y el consumo interno”.

“Una deuda de la ganadería es incrementar el peso de faena para lograr una mayor producción de carne”, coincidió Balbuena. Asimismo, el técnico afirmó que la región Chaco-Formosa “cuenta con el conocimiento y la disponibilidad de materia prima necesarios para realizar un engorde eficiente” en la misma zona de producción.

Si bien la principal actividad del NEA es la cría de terneros, la región produce novillos que se engordan Corrientes y Chaco. “En los últimos cinco años, aumentó la cantidad de productores que arman su corral para engordar el ganado en invierno”, indicó el técnico. La disponibilidad de granos y pasturas impulsaron la instalación de establecimientos de invernada en el centro-oeste de Chaco. No obstante, aclaró que existen unas 250 mil cabezas destinadas a la faena en otras provincias.

Pero la eficiencia de las explotaciones ganaderas no sólo está dada por su productividad. Para Balbuena, estos sistemas productivos poseen, además, un “desafío ambiental” que apunta a reducir la emisión de metano generada por los vacunos y cuya disminución puede lograrse a partir de ejecutar un plan de manejo preciso.

Con relación a los desafíos del sector a futuro, Sampedro explicó que era básica “la inversión en caminos, electrificación rural y manejo eficiente del agua para mejorar la calidad de vida del personal que vive en las estancias”. Estos problemas de la coyuntura “influyen negativamente en la adopción de tecnologías”, continuó.

De igual manera, el técnico señaló la posibilidad de mejorar el aprovechamiento de los subproductos de la industria como derivados de soja, arroz y maíz en la alimentación de los animales. También, afirmó que “el potencial de la región es enorme”, aunque sugirió la necesidad de “pensar con una visión estratégica y de trabajar junto a otras instituciones para lograr un cambio significativo en la ganadería”.