“No ocurre algo en un punto de un territorio sin consecuencias en otro. Por ejemplo, si uno hace una buena circunvalación urbana agrega competitividad en la economía rural. Y si la economía rural tiene excedentes, seguramente podrá financiar un montón de actividades urbanas”.

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Así lo afirmó hoy el experto en desarrollo Fabio Quetglas durante la última jornada del XX Congreso Nacional CREA 2013, que se realiza en el Estadio Orfeo de la ciudad de Córdoba.

Quetglas destacó que un dato central de la teoría del desarrollo, sobre todo en América latina, es la superación de la dualidad entre campo y ciudad.

“Haber pensado el territorio en la Argentina de manera parcelada tuvo un costo enorme. Ahora estamos tratando de repensar la relación campo-ciudad para constituirla en una relación sinérgica. Un punto central de las políticas públicas es conocer el territorio. Nadie gobierna lo que no conoce. Es esencial conocer cómo se dan las relaciones en el territorio”, explicó.

Quetglas señaló que “el determinante del desarrollo es la innovación, porque determina el diferencial de rentabilidad: para ser desarrollado hay que ser innovador”.

“La clave de la innovación es lo que se llama la cultura del link, que es la cultura de la vincularidad. Si en una sociedad el diez por ciento de la población está alfabetizada y el  resto no, las ideas no pueden circular”.

Para que se “fuercen links positivos que deriven en innovación”, Quetglas dijo que es necesario “un nivel de educación básico extendido de buena calidad; la existencia de una cultura de la diversidad, y que haya sentido normativo, es decir, compromisos recíprocos”. Otra clave es la “cultura colaborativa, la existencia de la competencia bajo reglas y la planificación”.

También señaló que no se puede ser innovador en todos los aspectos. “Todas las sociedades innovadoras funcionan bajo el principio de la especialización”, dijo.

“Una de los nuevos paradigmas para generar desarrollo es que aprendimos que la competitividad no es un hecho exclusivamente empresarial.  Nadie es competitivo en abstracto. Para ser competitivo hay que tener proveedores competitivos, trabajar con profesionales competitivos y tener una buena infraestructura urbana. Llega un momento en que la competitividad ni siquiera es de la cadena, sino que es del territorio. Esa es la consigna técnica para movilizar la participación de los empresarios en el desarrollo local. No existe la competitividad aislada, es un fenómeno sistémico”, explico.

Quetglas destacó también que para el desarrollo de las sociedades es decisivo cómo son percibidas por los demás. “Una de las cosas que agrega más valor a los productos, bienes y servicios es la visibilidad territorial. Es decir: cómo nos perciben. No es un problema de marketing, sino de políticas públicas. Hay un valor de  la visibilidad territorial que debe ser construido. Se trata de un activo colectivo, que representa un diferencial económico muy fuerte”, concluyó.