El aumento al 10 por ciento del corte obligatorio en la mezcla de combustibles, sumado al volumen de exportación, permitió que se evitaran emitir a la atmósfera 5,5 millones de toneladas de dióxido de carbono. “Si le ponemos un valor a la reducción conseguida, equivaldría hasta 93 millones de dólares”, destacó Jorge Hilbert, coordinador del programa nacional Bioenergía del INTA.
El proyecto Global Biopact –INTA y la Unión Europea– cuantifica, mide y estudia el impacto social y ambiental de la generación de los biocombustibles. La Argentina consolidó su liderazgo en el sector como tercer productor y primer exportador mundial de biodiesel, un mercado que en el país genera ingresos por más de mil millones de pesos. En este sentido, Hilbert aseguró que este escenario es muy favorable para el desarrollo de la industria nacional de biodiesel y bioetanol. ”Siempre que se logre un producto más elaborado es un beneficio, tenemos que lograr que cada tonelada exportada por la Argentina tenga mayor valor agregado en origen”, indicó.

En este marco, con la organización del instituto, hoy se realiza en la Bolsa de Cereales de Buenos Aires el taller de trabajo internacional “Los impactos sociales y ambientales de la producción de biocombustibles”, en el que se presentarán tecnologías e intercambiarán ideas y propuestas de referencia junto a los principales expertos europeos en la materia.

El Panel Intergubernamental por el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) validó una metodología para detectar los sectores con mayor impacto dentro de las economías y cuantificar el total de gases emitidos. Si a las cantidades calculadas se las divide por la población, se obtiene un valor medio que representa la huella de carbono promedio nacional por habitante.

Como estrategia mundial, se busca reducir el impacto que genera el transporte con el uso de los combustibles que emplean. La Argentina es líder en cuanto a la incorporación de biocombustibles en su mercado petrolero. La ley fijaba un 5 por ciento de obligatoriedad de corte y se elevó a un 7 por ciento y está en vías de aprobación la extensión al 10 por ciento de combustible vegetal en la mezcla.

Entre los motivos principales que impulsan la producción de biodiesel de soja argentino, se encuentran la reducción en las emisiones de dióxido de carbono y la promoción de energías limpias de transición, que evitan grandes modificaciones en los motores que utilizan combustibles fósiles.

De acuerdo con Hilbert, las eficiencias energéticas son equivalentes entre el biocombustible y el combustible fósil. “Para recorrer una distancia determinada es necesaria la misma cantidad de combustible vegetal que de origen fósil”, explicó.

Los cálculos de reemplazo de toneladas del producto gasoil por el del biodiesel se ajustaron de acuerdo a las diferencias entre los poderes caloríficos de ambos productos. Este ajuste tendría en cuenta el posible incremento en el consumo de biodiesel para obtener una prestación equivalente en potencia de los vehículos sobre los cuales se utilizaría. Los resultados determinaron que un uso de 751.621 toneladas de biodiesel reemplazaría a 651.206 toneladas de petróleo.

Luego de obtener los valores de uso de un combustible y otro, se analizaron para cuantificar las emisiones generadas por la quema de gasoil y biodiesel y poder estimar el ahorro global alcanzado por la incorporación del combustible vegetal en el mercado interno.

Los resultados de los estudios se enfocan en garantizar la sustentabilidad de la producción. En esta línea, cuando hablamos de sustentabilidad “incluimos las mediciones reales de emisiones de dióxido de carbono que se desarrollan a lo largo de todo el ciclo de producción: desde el cultivo hasta el producto final”, expresó el coordinador.

“Sin duda el beneficio ambiental es uno de los aspectos más relevantes auqnue no deberíamos perder de vista que esta nueva industria trae consigo beneficios económicos que se multiplican”, dijo Hilbert y agregó: “Hablamos de un negocio global que  en 2011 superó los 2.000 millones de dólares”.

Todo se transforma

La Argentina posee la industria de biodiesel más moderna del mundo, que cumple con los estándares de calidad más altos en términos técnicos, económicos y ambientales.

“En los últimos cinco años, la cadena de transformación se fue agrandando con vistas de agregarle valor”, indicó Hilbert, para quien “también se obtiene glicerol y ácidos grasos como subproductos. Si se lo refina se consigue glicerina de calidad farmacopea en una cantidad cercana al 9 por ciento del total de biodiesel. Esto también ubica a la Argentina como líder a escala mundial en su exportación”.

INTA